¿Quién fue Conny Méndez?A esta pregunta podrían responder fácilmente los venezolanos que han pasado ya los ..”ticinco”. Sin embargo, es posible que muchos jóvenes no hayan oído nunca el nombre de esta extraordinaria mujer. Para éstos en primer lugar, y también para los ya aludidos de “ticinco” y un poco más, trataremos de decirles quién fue Conny Méndez.
Escribir sobre ella no es nada fácil, porque hay mucho, muchísimo para decir, y no contamos con el espacio que necesitaríamos para decirlo. Conny fue una persona totalmente fuera de lo común. Según ella misma, era una “toera”, y nosotros, que la conocíamos hace tantos años y sabíamos de su vida y de sus cosas, estábamos de acuerdo en que esta definición le iba muy bien. Según sus amigas, Conny estuvo adelantada a su época, y allá por el año 27, cuando las mujeres fumaban a escondidas, ella lo hacía en público y decía que ya se lo agradecerían las caraqueñas algún día.
Desde muy joven se dedica…casi a todo! Y más o menos, por orden cronológico, fue así:
Caricaturista y CronistaEn este campo hizo muchas cosas, entre las cuales se destacaron las sabrosas caricaturas de las más conocidas damas caraqueñas de la época, y que fueron publicadas en la portada de la revista “Nosotras”, así como en la sección llena de pimienta que publicaba bajo el nombre de “Aquí entre nos”.
Autora y CompositoraSu primera composición se titula “La Niña Luna” y fue hecha a manera de ensayo para ver “si le salía”. Le salió. A ésta le siguió “Soñé”. Gran sorpresa para Conny cuando la afamada soprano venezolana Isabel Pérez Dupuy estrenó estas canciones en Estados Unidos, allá por el año 35. Luego vinieron muchísimas otras, algunas de enorme difusión, conocidas por Venezuela entera: “La Negrita Marisol”, “Yo soy Venezolana”, “Venezuela habla cantando” y “Chucho y Ceferina”, por no citar sino cuatro, que son prueba irrefutable de lo antes dicho. “Chucho y Ceferina” es considerada por muchos, como ejemplo de música folklórica.
PintoraComenzó en este campo haciendo paisajes y retratos.Durante 10 años gozó “un puyero” con sus paletas, pinceles y demás yerbas, llegando a terminar un sinnúmero de obras cuyo paradero se desconoce en su gran mayoría, dado que muchas de éstas se las llevaban “prestadas”, y la gente, lamentablemente, tiene tan mala memoria…
EscritoraEn esta faceta, Conny se proyectó principalmente a través de su libro “Memorias de una Loca”, publicado en 1956 y que resultó, todo un “Bestseller”. Según Conny, es una recopilación de todo lo más divertido que le ocurrió hasta entonces. Una historia cómico-satírica de Venezuela fue la realizada en su libro “·Del Guayuco al Quepi”, netamente escrita en criollo.
La MetafísicaPor una de esas cosas extrañas de la vida, encontrándose a bordo de un tanquero que la traía con su hijo Donald desde los Estados Unidos, durante la Segunda Guerra Mundial, conoció a la viuda de Henry Pittier. Esta dama, sin proponérselo, inició a Conny en el mundo de la Metafísica. El viaje resultó toda una odisea y por supuesto, en muchos momentos hizo falta mucha fe en Dios para sobrellevar el peso del tremendo peligro que les acechaba. En esos momentos, como es normal, Conny y la señora Pittier hablaron mucho de Filosofía y de Metafísica. Al arribar a Venezuela (“milagrosamente” como dice Conny), se lanzó de lleno a la búsqueda de cualquier material literario que existiere sobre esta materia.
Leyó todo lo que cayó en sus manos y un día, profundamente conocedora de esta filosofía, fundó la Hermandad de Saint Germain, la cual se extendió primero, por toda Venezuela, y luego por toda Latinoamérica. Y en este campo fue muy activa, viajando, dictando conferencias y comunicándose con los miles de amigos que tenía en todas partes.
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