LA COMUNICACIÓN EN LA PAREJA La Comunicación en la Pareja
Entre lo que pienso, lo que quiero decir, lo que creo decir, lo que digo, lo que quieres oír, lo que oyes, lo que crees entender y lo que entiendes, existen nueve posibilidades de no entenderse.Anónimo
Uno de los pilares de una pareja es la comunicación porque nos permite expresarnos; sin ésta cualquier relación está abocada al fracaso. ¿Qué es la comunicación?. Éstas son las cuatro primeras acepciones según la del DRAE:
1ª. Hacer a otro partícipe de lo que uno tiene.
2ª. Descubrir, manifestar o hacer saber a alguien algo.
3ª. Conversar, tratar con alguien de palabra o por escrito.
4ª. Transmitir señales mediante un código común al emisor y al receptor.
Parece sencillo. Sin embargo, una de las quejas más frecuentes en las consultas de los terapeutas de familia es la falta de comunicación, de diálogo, de comprensión. Hay que entender la comunicación como el arte de saber hablar y saber escuchar, algo de lo que no puede presumir casi nadie.
Nuestro cuerpo también comunica; aunque no lo expresemos con palabras, lo decimos con gestos. A ésto se suma la vibración que emitimos, esa sutil conexión energética que mantenemos con las personas con las que estamos unidas emocionalmente. De nada vale decir que no nos pasa nada, el otro sabe que nos pasa, y ese silencio envenena la relación. De hecho, el silencio se utiliza en más de una ocasión como castigo psicológico para que el otro sepa, pero sin explicarle el qué.
Saber qué decir y si decirloEs injusto callar. Es injusto para nosotros y para el otro. Pero también lo es el decirlo todo, confundiendo sinceridad con “sincericidio” como os hemos contado en el reportaje
El pasado sexual de nuestra pareja: ¿sinceridad o discreción?.
Según la Dra. Offra Gerstein, cuando decidamos confesarle algo a nuestra pareja, debemos considerar los siguientes puntos. Si se da alguno, lo mejor es callar:
1. Si anteponemos la necesidad de compartir un pensamiento (no un sentimiento) a la consideración por los sentimientos de la pareja, su dignidad o la integridad de la unión.
2. Si compartir un sueño, fantasía o sentimiento no va a enriquecer la pareja, sino perjudicarla.
3. Si intuimos que el otro no necesita consejo ni opinión, sino apoyo, consuelo, escucha y afecto.
4. Si el único motivo por el que vamos a decirlo es para sacarlo de nuestro interior, mientras que al otro sólo le causará dolor.
El problema radica en que tampoco es tan sencillo dilucidar si lo que deseamos decir entra en alguna de estas excepciones o no. Si dudas si decirlo, realiza la meditación que te recomendamos en el primer artículo. Cuando estés con los ojos cerrados, totalmente relajado, medita sobre lo que deseas decirle a tu pareja. ¿Será positivo realmente para ambos?
Eliminar la iraCuando nuestra pareja haga o diga algo que nos genera una fuerte emoción debemos considerar seriamente si esa emoción no enmascara otra más profunda; es decir, si esa ira no oculta tristeza, si la frialdad no es en realidad miedo a la pérdida, por ejemplo.
Durante la meditación analiza el sentimiento real que subyace. ¿Por qué te ha molestado?, ¿porque viene de esa persona o te molestaría viniendo de cualquiera?. Si sólo porque viene de tu pareja ¿por qué cuando lo hace ella? ¿Es la otra persona o eres tú? ¿Qué debes hacer para que deje de dolerte: que cambie el otro o cambiar algo de ti?.
Sólo llegando a la raíz del problema podrás evitar que se repita. Primero debemos sanarnos a nosotros mismos. Muchas veces el otro no tenía la intención de lastimarnos y nuestra reacción vino de un miedo, complejo o trauma propio.
Sea cual sea la raíz del sentimiento, debemos saber cómo comunicarlo. El quinto Chakra irradia energía positiva sanadora y energía negativa destructora. Las palabras tienen el poder de unir y dividir, de crear y matar. Si permitimos que los sentimientos negativos hablen por nosotros corremos el riesgo de que arrasen todo a su paso.
La meditación te ayudará a disipar esa rabia, dolor, ira, resentimiento; pero si sientes que es un fuego que arde en tu interior puedes hacer algunos ejercicios previos para expulsar todo ese veneno antes de hablar con tu pareja:
1. Purifícate con un largo baño en el mar o en la ducha. Visualiza que el agua arrastra toda la negatividad como si fuera suciedad que recubría tu piel. El agua sucia se pierde por el desagüe, ya no está en ti. Visualiza entonces que el agua que cae sobre ti es luz que te cubre y sana mientras respiras hondo en paz.
2. Boxea con un cojín o una almohada descargando toda tu rabia. Después de haberte desahogado, golpea con una ráfaga y di con pleno convencimiento que la ira se ha marchado.
3. Escribe en una carta todo lo que sientes con todo lujo de detalles (sin escatimar en tacos ni descalificaciones). Después quémala sintiendo que el fuego abrasa y purifica todos esos sentimientos negativos.
4. Desahógate a solas. Ve a un sitio en el que no puedan oírte y da voces hasta que toda la basura que hay dentro de ti te haya abandonado.
Comunicar los sentimientosBusca el momento y el lugar propicios para decirle a tu pareja lo que sientes. Es esencial que estéis tranquilos, sin interferencias externas. Busca el contacto visual y la caricia. Tómate tu tiempo para encontrar las palabras. No hay prisa.
Cuando expreses tus sentimientos debes evitar incurrir en los siguientes errores comunes:
1. Etiquetas. No digas eres. No digas soy. «Eres fría». «Soy un segundón». Mejor di:
«Cuando haces ésto me siento de esta manera». «Me molesta que no me abraces».
2. Generalizaciones. Nunca. Siempre. Sustituye el
«Siempre me ignoras» por el
«A veces siento que me ignoras».
3. Descalificaciones. Ni insultos, ni frases envenenadas, ni dobles sentidos, ni puntadas. No son constructivas, sino en parte desahogo y en parte un dardo emponzoñado lanzado como venganza. Lo único que conseguirás es que el otro se ponga a la defensiva.
4. Frases lapidarias. Como dijimos al principio, no hay una verdad absoluta; por eso en vez de afirmar con rotundidad: «Ésto es así», utiliza términos como
«Creo», «Pienso», «Opino», «Considero».
5. Omisiones. Puede haber una profunda conexión entre vosotros, pero no por eso el otro sabe leer tu mente. Explica con claridad lo que sientes para que pueda entenderte.
6. Juicios de valor. Tú tampoco sabes leer la mente de tu pareja. Antes de emitir un juicio pregunta por qué hizo/dijo lo que hizo/dijo.
Cuando te expreses, el otro debe escucharte con atención tal y como te explicamos en el siguiente epígrafe. Que no caiga en el reproche mutuo.
«Pues tú haces ésto que a mí me molesta». No lo permitas. Dile que ya habrá tiempo para hablar de ello también. Ahora es tu momento. Hay que solucionar los problemas uno a uno.
Cuando el otro te hable, también deberás escuchar con atención. Es bueno que apliques la técnica de ponerte en su piel que te explicamos en el artículo anterior, te ayudará a entender mejor sus motivos.
Si sentís que la conversación ha llegado a un punto muerto, no forcéis las cosas, podéis retomarla en otro momento.
La escucha activaTendemos a considerar nuestras verdades como verdades absolutas, sin darnos cuenta de la infinidad de matices. Lo que es cierto para nosotros, no tiene que serlo para el otro. Cada persona tiene derecho a pensar como piensa siempre que no imponga su parecer. A veces no es necesario llegar a un consenso pero si tenéis que conseguirlo y vuestras maneras de pensar chocan, no quedará más remedio que encontrar un punto intermedio mediante el diálogo.
Dialogar es saber hablar y también saber escuchar, y éste es un arte que pocos dominan; nadie lo expresó mejor que Michael Ende
«Lo que la pequeña Momo sabía hacer como nadie era escuchar. Eso no es nada especial, dirá, quizás, algún lector; cualquiera sabe escuchar. Pues eso es un error. Muy pocas personas saben escuchar de verdad».
Un ejercicio que puedes practicar con tu pareja para aprender a escucharos de verdad es lo que denomina
“La escucha activa”.
La escucha activa puede ser de dos tipos, la escucha activa silenciosa y la escucha activa responsiva.
1. Escucha activa silenciosa. Sentaos el uno frente al otro relajados. Poned un temporizador con cinco minutos de tiempo. Durante esos cinco minutos, uno de vosotros debe hablar y el otro centrarse en lo que le está contando. Centrarse realmente, no hacer que se centra. Debe darse cuenta de la importancia que tiene lo que su pareja le está comunicando: es parte de su ser, son sus pensamientos. Pasados esos cinco minutos (sin caer en la rigidez) es el turno del otro. Cuando hayáis dominado la técnica de la escucha activa silenciosa, es el momento para practicar la escucha activa responsiva.
2. Escucha activa responsiva. Consiste en intercalar preguntas para cerciorarse de que se entiende al otro o para ahondar en lo que el otro nos está contando. La mayoría de las veces miramos los labios del otro moverse esperando que dejen de hacerlo para continuar nosotros con una frase que ya se estaba gestando en nuestro cerebro. Eso si no interrumpimos, claro. Escucha, pregunta y dile con tus propias palabras lo que has entendido para ver si concuerda con lo que te ha dicho. Cuando acabe el tiempo, cambiad los papeles.
Con la práctica, esta manera de dialogar será natural, las discusiones serán constructivas. Incluso puede que os deis cuenta de que, en el fondo, decíais lo mismo pero con algún matiz sin importancia que marcaba la diferencia.
Comunicar los deseos más profundosLos deseos ocultos no se encuentran en el Chakra de la comunicación sino en el Chakra sacro, centro del deseo sexual. Estos deseos no expresados tienden a bloquearlo perjudicando la vida sexual.
El deseo oculto es un secreto, y los secretos son un claro reflejo de la falta de confianza. Los secretos nos hacen sentir culpables, indignos y puede llegar a generar resentimiento.
Hay que decirle al otro cuáles son nuestras fantasías sexuales siempre que consideremos tras una meditación seria y responsable que no le lastimarán.
Si decidimos hacerlo, puede que el otro quiera secundarlos o no. Si no lo desea, debemos respetar su decisión sin guardar rencor. Lo importante es haber reforzado la confianza en la relación.
Meditación para abrir el Chakra de la ComunicaciónSi sientes que te cuesta expresar tus sentimientos, que cuando lo haces acabas gritando o llorando o, por el contrario, no encuentras las palabras y te supera el silencio, te recomiendo estos dos ejercicios. Son muy sencillos y te ayudarán a expresarte con claridad, sin miedo y sin imponerte a los demás.
1. Siéntate en una posición relajada. Cierra los ojos. Respira profundamente. Visualiza un rayo de luz que desciende del universo y te baña llenándote de luz. Esa luz vibra y tu Chakra de la garganta vibra con ella.
Visualiza que esa luz se mezcla con una azul que brilla con suavidad. Ambas penetran en el Chakra de la garganta y lo limpian. Te dan calidez. Respetan lo que eres. Perdonan lo que has hecho. Te conceden paciencia, amor y claridad. Aspira la luz azul y acéptate como te acepta. Acepta tu voz y lo que quiera decir.
2. El mantra para el quinto chakra es el mantra HAM. Es un mantra muy poderoso, a medida que lo practiques notarás cómo se abre tu garganta y encuentras tu propia vo