Al que pida se le dará, dice la palabra.
No obstante, a veces nos pareciera que eso no fuera verdad,
porque muchas veces pedimos sin tener la respuesta que necesitamos
en el tiempo que estimamos.
Uno de los inconvenientes para recibir lo que pedimos se encuentra en que lo hacemos de una manera dividida. Mientras una parte de nosotros desea cierta circunstancia, otra buena parte de nosotros se resiste a ello sin que nos demos cuenta de esa división. Cuando sucede esto, podemos comprender que esa resistencia a Ser o Tener esa cierta cosa, se encuentra originada en el subconsciente.
La contradicción entre pedir algo y al mismo tiempo negarse a recibirlo, solo puede deberse a una división interior no consciente. Así, nos parece que el cielo no escucha nuestras solicitudes y no entendemos qué es lo que sucede. Cuando estamos alineados a recibir, las cosas llegan incluso antes de haberlas solicitado.
Si no hiciéramos resistencia a recibir, el solo hecho de pensar, haría que lo pensado se manifestase rápidamente en nuestra realidad.
Cuando has pedido sin haber recibido en un cierto periodo de tiempo, puedes pensar en esto. Si el cielo provee incluso antes de haber elevado una oración, el problema no debe corresponder al cielo, sino a tu adecuada alineación para recibir. ...leer más...
¿Estas pidiendo mejoras de salud o de tu condición económica? Y ¿llevas mucho tiempo elevando tu solicitud?
Medita en cuán alineado te sientes respecto a tu solicitud. Acepta hoy mismo que tu salud comience a mejorar, que tus problemas económicos son pasajeros y que no hay de qué preocuparse. Si consigues aceptar eso dentro de ti, si sientes el alivio por adelantado, estarás bien encaminado hacia las soluciones.
Tus repetitivos pedidos solo saben informar de la falta de alineación. Considera la posibilidad de comenzar a aceptar las soluciones dentro de ti para que estas puedan manifestarse en tu realidad.
Imagina que el pedido está listo, embalado y puesto frente a tu casa, pero que no quieres abrir la puerta, porque tienes alguna razón que te lo impide. Quizás no creas que haya sido despachado tan rápidamente, quizás no crees que es para ti o tal vez temes que se trate de un mal entendido y que luego te desilusiones. Observa esas razones que se oponen a la recepción feliz de tan preciado regalo.
Es suficiente con pedir una sola vez y el resto solo corresponde a tu alineación, a tu nivel de merecimiento, a tu apertura a recibir.
Generalmente el problema no se encuentra en el despacho de tan preciada mercancía, sino en el destinatario que se niega a recibir.
Patricia González