Como su mismo nombre indica, se trata de un conflicto que nos reprograma, no necesitando un evento exterior. Es la misma persona la cual mediante sus creencias, su forma de percibir el mundo se auto-crea un conflicto que se retroalimenta a sí mismo a modo de bucle.
Un ejemplo puede ser cuando se descodifica a una persona con pólipos en el intestino, la fase de solución es un sangrado. Si no se le avisa de que puede pasarle esto se puede asustar y darle otro bio-shock. Puede acudir a su médico y éste decidir operar de urgencia cuando ese no sería en absoluto el caso.
Un ejemplo claro de este conflicto es lo que el Dr. Salomón Sellam llama el conflicto del glucagón. Esta hormona tiene la capacidad de inhibir que el azúcar entre dentro de las células.
Este conflicto del glucagón también es llamado el conflicto de silueta y se produce en personas a las que no les gusta su cuerpo, las cuales piensan cosas como “me sobran 10 kilos”, “me dan asco mis michelines”, “estoy como una vaca”, “no me gusto”, “con este cuerpo nadie me va a querer”, etc…
Cuando pensamos de ese modo y nos desvalorizamos constantemente entramos en hipoglucemia, porque las células de nuestro cuerpo necesitan azúcar, y así la respuesta de nuestro cuerpo es comer en exceso, entrando otra vez en el ciclo.
CUANDO UNA PERSONA TIENE UN CONFLICTO DE IMAGEN LO MEJOR ES ACEPTARSE.
Es un conflicto fácil de resolver en terapia ya que lo único que necesita la persona es información.