La libertad que habita en dejar de identificarse con nuestras opiniones y valoraciones de todo lo que nos rodea, nos permite experimentar el mundo desde otra perspectiva, desde un punto en donde somos conscientes de las limitaciones, propias y ajenas, que condicionan nuestra vida.
De este modo es más fácil no sufrir innecesariamente por nuestros pensamientos , y así, aumentar nuestro nivel de felicidad.
Todos somos conscientes de vernos teniendo todos esos pensamientos, como si a través de una cámara de cine nos pudiésemos observar. Eso nos indica que hay algo por encima de nuestra mente, que observa la situación desde un punto neutro, y que filtra nuestra experiencia mediante los resentidos y sensaciones que le enviamos, dando respuesta en base a ellas.
La cuestión es que eso de estar presente de ese modo, permanentemente en nuestra vida, es algo más fácil de decir que de hacer.
Es algo parecido a la receta de la felicidad, algo que nos lleva a un nivel de conciencia más elevado pero que requiere de nuestro compromiso y dedicación. Esa dedicación conlleva un trabajo personal e intransferible, con el objetivo de liberar todos los programas inconscientes que interfieren con el ordenador que sería nuestra mente. Programas que se auto inician y nos llevan a experimentar las mismas situaciones, teñidas del mismo color emocional, actuando como una barrera invisible que impide nuestra libertad de elección.
¿Cuántas personas que sufren, (o no son felices en sus vidas, o ven el mundo de un determinado modo, o simplemente creen que hay algo en su percepción del mundo que está mal, algo que funciona de un modo que no debería ser pero no pueden identificarlo), dedican su tiempo estudiar esto?
Aprender a vivir la vida sin reaccionar a ella, no te convierte en un zombi inerte, al contrario, te da una nueva perspectiva en la que puedes disfrutar del mundo y no a pesar del mundo, y te proporciona una libertad de elección, para saber qué es lo que quieres en cada momento que sea bueno para ti.
Y es evidente que elegiremos las opciones menos acertadas muchas veces , y las analizaremos posteriormente para sacar las conclusiones necesarias, en base a nuestras propias limitaciones. Pero esa toma de decisiones incorrectas se irá espaciando en el tiempo cada vez más, gracias al aprendizaje que nos proporciona su observación consciente, y el estado emocional derivado de su experiencia.
¿Hasta dónde estás dispuesto a bajar dentro de la madriguera?