Atraemos vibracionalmente lo que pensamos y sentimos.
Pero especialmente lo que sentimos.
Cuando los pensamientos y las emociones están a punto ideal de manifestación, se refleja en nosotros en una sensación de paz (suma de certeza, claridad y alegría). Si es así, entonces, no tratemos de manipular tantos pensamientos y emociones que, de tanto intento, terminaremos por frustrarnos. Mejor, tratemos de simplificar nuestros pensamientos (no nos enredemos tanto en analizar y especular) y trabajemos más con el agradecimiento para que las emociones fluyan naturalmente desde la aceptación y la confianza. Y el proceso será no solo más simple, sino que eventualmente también será más rápido.
Lo pondré aun más simple. La mentes sencillas atraen maravillas; la mentes complicadas, aunque tengan la mejor instrucción, las alejan.
En el Universo, todo es cíclico. Unos más largos que otros, todos los ciclos siempre se completan. Es inevitable que así sea. No hay tormenta ni calma que sea para siempre. En todo proceso debemos experimentar ambas caras de la energía para completar un aprendizaje.
Y es que hay experiencias que son inevitables. No podemos parar la lluvia y hacer que el calor reine en el invierno porque no nos gusta el frio. La pregunta es ¿qué queremos hacer con esas experiencias? Y en esa respuesta es donde sí somos libres de elegir.
Cuando conocemos de cerca la vida de quienes consideramos nuestros maestros espirituales, podremos ver una biografía de altibajos. De la experiencia de esos vaivenes es que han despertado su sabiduría. Entre subidas y bajadas han encontrado el equilibro. Y de ese equilibrio conocieron la paz. Y desde la paz, se permitieron entender los altibajos como diferentes estados de aprendizaje.
Pero no podemos concluír en lo último sin aprender lo primero. Llegar a estar en paz tanto en subida como en bajada requiere que comencemos por no resistirnos a aceptar los cambios, renunciando a victimizarnos cuando estamos “abajo” o de la necesidad de estar siempre “arriba”, para poder ver mas allá de lo que nos pasa y volvernos más sabios.
Quiero detenerme un momento en lo que quiero decir con la palabra aprendizaje. Este no es necesariamente algo que tenga que ver con el intelecto y la comprensión.Muchas veces me encuentro con gente que está en medio de una tormenta y se niega a salir de ella porque aun no ha entendido “cuál es su aprendizaje”.
Lo que tenemos que aprender no siempre es comprensible -puede ocurrir en el nivel de nuestras emociones y no ser identificable para nuestro pensamiento-, y pocas veces, muy pocas, logramos verlo cuando estamos en medio del conflicto. Analizar, tratar de entender y poder explicar lo que nos sucede nos lleva a quedarnos anclados en el drama mucho más tiempo del que realmente necesitamos.
Aceptar no siempre requiere de nuestra mente. De hecho, de lo único que requiere la aceptación de nuestra mente es que se calle, que haga silencio, que no ofrezca resistencia con más preguntas. A este estado llegaremos tarde o temprano, pero el tiempo que demoraremos será cada vez menor en la medida que aprendamos a serenar nuestra mente.
Si, es posible estar en paz incluso es los momentos de crisis y caos. Pero para llegar a ella primero debemos encontrar el equilibrio. Y para llegar a él, debemos dejar pasar los reclamos que hará la mente. Y para que eso suceda, hemos sido dotados de decisión y voluntad.
Es decir, estar en paz es una decisión personal que cada uno puede tomar.
Cuando demos este paso, quizás no parezcamos tan inteligentes, pero seguro seremos un poco más sabios.
Julio Bevione