El aburrimiento es un sentimiento caracterizado por la insatisfacción de no encontrar placer en la actividad que se está realizando, sin disfrutar de la vida o tener la idea de que no se está realizando nada útil y/o carente de sentido ese momento. Por ello, se puede llegar a experimentar una sensación de vacío.
La importancia de aburrirse
Cuando nos aburrimos nuestra mente deja de estar enfocada a tantas actividades que tenemos, y afloran pensamientos o creencias negativas acerca de nosotros, los demás y el mundo que nos rodea. Cuando estamos muy activos no nos percatamos. Esas ideas suelen ser nuestros miedos que se ven reflejados en un momento en que por fin paramos y podemos ser más conscientes de lo que nos pasa.
La sensación de no placer unida a posibles pensamientos más negativos es la que nos hace querer huir del aburrimiento. Sin embargo, lo que no sabemos es que aburrirse de vez en cuando es muy sano para nuestra salud. Vivimos en una sociedad muy competente y también sobresaturada de estímulos. Tenemos mucha información al alcance a través de las redes sociales e internet y cada vez nos cuesta más tolerar estos momentos, tendiendo a ocupar los momentos de aburrimiento lo más rápidamente posible.
Aburrirse en pequeñas dosis puede ser un gran regalo.
Nuestro cerebro lo necesita. Existe un sistema en nuestro cerebro denominado Red neuronal por defecto. Descubierta en 2011 por Raichel y Shculman. Son un conjunto de regiones que se sitúan a lo largo de la línea media del cerebro. Las neuronas de estas regiones activan su actividad cuando no estamos ocupados en otra tarea. Estas neuronas están relacionadas con la fantasía y la memoria. Al parecer nos ayudan a poner en orden los recuerdos. De hecho se empieza a realizar estudios de estos sistemas y su relación con el Alzheimer, la esquizofrenia y la depresión por ejemplo.
Cómo podéis haber comprobado, y relacionado con la Red Neuronal por Defecto, cuando nos aburrimos aumenta la imaginación. Por tanto, nos ayuda a ser más creativos. La creatividad tiene un importante papel en la resolución de problemas.
Nos ayuda a disminuir el nivel de estrés y estar más descansados para las siguientes tareas, resultando más eficaces. Gracias al aburrimiento podemos recuperar la motivación y la ilusión por hacer cosas nuevas y/o continuar con algo que nos resultaba agotador ya que nuestra mente estará menos saturada. Seguro que todos recordáis aquellos veranos de la infancia que tan largos se hacían porque pasábamos mucho tiempo aburridos y cuando llegaba el comienzo del curso lo cogíamos con mayor energía. Disfrutábamos mucho esos comienzos y recuperábamos la ilusión de aprender.
Nos ayuda a ser emocionalmente más fuertes y flexibles con las cosas que nos suceden, la vida no siempre sale como planeamos y tolerar los momentos de aburrimiento nos ayuda a tolerar y permitirnos otros estados emocionales como por ejemplo la tristeza. Nos permite, por tanto, aceptar la imperfección de la vida y ajustarnos y/o resolver lo que nos ocurre de una manera más tranquila, tolerando más la frustración de no conseguir lo que queremos de una manera inmediata.
Gracias al aburrimiento podemos redescubrir nuevos hobbies y actividades que nos satisfagan. Nuestro cerebro tiende a buscar la novedad como fuente de placer y vamos a tender a ello cuando experimentamos el aburrimiento. De otra manera, no lo necesitamos. Por ejemplo, cuando rompemos con la pareja hay unos huecos temporales que compartíamos con ella que ya no están y nos encontramos con mayores períodos de aburrimiento y tristeza. Es muy típico que en momentos así redescubramos nuevas actividades con la que rellenamos esos tiempos. Por eso, hay personas que en la nueva etapa de soltería aprenden a bailar, a pintar, generan nuevos proyectos laborarles etc.
Esos momentos de no hacer nada, nos hace encontrarnos con nosotros mismos y nuestros pensamientos. Nos damos cuenta de nuestros miedos y deseos. Pueden aflorar miedos con respecto al sentimiento de soledad, la incertidumbre, etc. Los grandes cambios que tenemos se producen cuando hemos podido estar en silencio con nosotros mismos, hemos tomado conciencia de lo que nos ocurre y decidimos cambiar nuestra actuación para conseguir los objetivos que nos proponemos. Esos momentos tan duros emocionalmente nos puede llevar a superarnos como personas.
Por tanto, aburriros de vez en cuando y dejar que vuestros hijos lo hagan porque aburrirse también es bueno para la salud.
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