Hoy estoy preparada para tomar decisiones mientras dejo el miedo, las dudas y todo lo que me frena atrás. Ya no quiero seguir poniéndome limitaciones cuando, realmente, estas no existen, están solo en mi mente. Deseo seguir hacia adelante y parar de ir hacia atrás. Hoy me encuentro determinada a hacer realidad todo lo que quiero. Estoy dispuesta a dejar que sea la vida la que ponga límites y no yo.
Tomar decisiones no es tan fácil como parece. Cuanto más importantes sean, más dudas tendremos
Cada decisión es el preliminar de un cambio, pues significa tomar un nuevo rumbo, modificar lo que hasta ahora hemos venido haciendo. Tal vez tenga que ver con nuestras relaciones, dejar a personas atrás, separarnos de nuestra pareja. Quizás se centre más en nuestro trabajo, en dejarlo porque no nos llena, en buscar alternativas mejores.
Sabemos que tomar decisiones cambiará nuestras vidas, por eso nos lo pensamos tanto y nos hacemos tantas preguntas que al final nos llevan a la duda. Con todo esto, te dejamos con un interesante vídeo donde interviene una filósofa llamada Ruth Chang. Esperamos que lo disfrute y que nos comentes qué opinas sobre su punto de vista para tomar decisiones importantes.
¿Qué sabes sobre la decisión que vas a tomar?
Esta es la primera pregunta que tendríamos que hacernos cuando estemos preparados para tomar una decisión. ¿Qué sabes sobre la misma? ¿Conoces sus pros y sus contras? ¿Es realista? En ocasiones, idealizamos lo que queremos conseguir y no somos capaces de ver si su puesta en práctica es viable o no.
Por eso, imaginemos que estamos en una situación laboral que no nos gusta. Lo primero sería determinar por qué nos encontramos tan incómodos. Tal vez es el sueldo precario, que no disfrutamos con lo que hacemos, no tenemos motivación… Con esto, podemos ya pensar sobre la importancia que tienen cada una de estas reflexiones y si tienen solución con un cambio de actitud.
Si no hay vuelta atrás o posible remedio, es el momento de conocer tanto lo bueno como lo malo de dejar el trabajo o de continuar en el mismo con esta situación. Tenemos que aceptar que las cosas nos pueden salir muy bien o muy mal, pues en la toma de decisiones nada es fiable ni certero.
Plan A, B, C o D
El siguiente paso recomendable para dar, una vez estemos seguros de tomar decisiones, es pensar en alternativas en el caso de que el plan A no vaya bien. Si no tenemos en cuenta las posibles escapatorias puede que nos encontremos en un callejón sin salida del que no sepamos salir. Es entonces cuando se nos caerá el mundo encima, corriendo el riesgo de ser aplastados por él.
La generación de alternativas nos ayudará a pisar sobre terreno seguro y a evitar que nos encontremos perdidos cuando tomemos la decisión. Así, evitamos perder.
Continuando con el ejemplo anterior, una de las alternativas podría ser la siguiente. La de mantenernos en nuestra posición actual hasta obtener algo seguro, es decir, continuar en nuestro trabajo hasta haber superado el proceso de selección de otro puesto en el que las condiciones sean mejores. De esta manera, no tendremos miedo a quedarnos en la calle.
No es seguro fiarnos de nuestro plan A, pues puede fallar y generar grandes desilusiones y consecuencias. Si solo tuviésemos el plan A con respecto al abandono de nuestro trabajo estas podrían ser quedarse sin ingresos y sin finiquito por abandono voluntario, no encontrar una nueva oportunidad laboral, etcétera.
Es el momento de tomar decisiones
Tras todo lo anterior, es el momento de poner todo lo que hemos pensado y planteado en acción. Si no lo haces te quedarás siempre con la duda de “qué hubiese pasado si…”. Así que, si ya tienes varias alternativas para salir del paso si nada sale como lo habías planeado, es hora de que nos pongamos manos a la obra.
Al principio tendrás miedo. Surgirán dudas sobre tu capacidad para enfrentar este reto, tu falta de conformismo, tu necedad por querer llegar más alto… Estos son pensamientos naturales, pero que no deben frenarte cuando tienes ya todo el trabajo previo hecho. Sé valiente y ponte en marcha. Tu vida está a punto de cambiar y porque lo decides tú, que es lo mejor.
Ahora que ya lo has hecho, verificarás si todo va sobre ruedas o tienes que tomar alguna de las alternativas en las que has pensado. Quizás esta decisión no te colme del todo y te encuentres en la necesidad de tomar otra nueva. No importa. Lo positivo es probar, fallar, comprobar y volver a intentarlo hasta que al final logres estar donde quieras.
No tengas miedo al cambio. Al fin y al cabo nada dura para siempre.
Es importante que no tomes tus decisiones de forma apresurada. Tienes que darte tu tiempo, pensarlo todo muy bien y valorar todas las opciones. Solo así conseguirás los resultados deseados. Así que permítete tu espacio para decidir antes de dar un paso tan significativo. Tener las ideas claras y la mente despejada, alejará todas las dudas que puedan intimidarte en un momento determinado.
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