En las parejas, los de afuera siempre tienden a darnos su opinión.
Y muchas veces, ellas influyen en nuestra percepción de cómo van las cosas entre nosotros y el otro integrante del vínculo, aunque no siempre para bien…
Cuando nos dicen algo que no nos gustó sobre nuestra relación, nos suele quedar un sabor amargo y además, por lo general, no tenemos en claro cómo manejar esta información.
¿Le presto atención o es mejor hacer oídos sordos?
¿Solo se trata de una percepción de quien la dijo y poco tiene que ver con la realidad o estoy tratando de obviar algo realmente importante?
¿Si tiene razón, cómo influirá esto en mi vínculo?
Hay dos posibilidades primordiales para entender por qué nos ha dejado pensando o nos altera el comentario que hemos escuchado:
porque nos dimos cuenta de que esa persona ha dado en la tecla con algún terreno en el que tenemos cierta inseguridad, ya sea propia –por baja autoestima o celos, por ejemplo– o realmente generada por el otro (como no darnos nuestro lugar o respetarnos) o
porque sentimos que el parecer de quien nos dio su opinión no está basado en nuestro bien, exclusivamente. Hay quienes gustan de los chismes por el mero hecho de inmiscuirse en la vida de los demás o por sembrar discordia y no tienen ninguna finalidad positiva. Además, les gusta sembrar dudas e incertidumbre. ¡Es sano darse cuenta de estas “malas vibras” y reaccionar para mantenerlas alejadas a ellas y a las personas que las han generado!
Solo tú sabes qué está pasando realmente en tu pareja y en qué medida te sientes satisfecho y pleno en términos generales (ya sabemos que lo perfecto no existe). Tu vara es la única que importa a la hora de determinar si todo está bien o si lo que te han dicho hace eco en algún aspecto que convendría rever o mejorar.
Lo que a otros puede parecerles inapropiado (como, por ejemplo, que la mujer gane más que el hombre, que haya diferencias de edad o de religión o que uno tenga varios hijos y el otro ninguno) pueden ser aspectos que hayas trascendido y que no sean relevantes en absoluto como determinantes del éxito de tu unión.
Entonces, sincérate contigo mismo, sin importar lo que los demás opinen, por más que consideres que sus intenciones son buenas.
Tú eres quien siempre tiene la llave de tu felicidad. ¡No se la entregues a ninguna otra persona!