Aprénde a sonreír, haz tu sonrisa
tan discreta y sutil como tu canto;
tu ser irradiará más hondo encanto
si nunca en gesto rudo se precisa.
En triunfo o en dolor, tras indecisa
sombra clausura tu secreto santo:
que solo tú eres digno de tu llanto,
y solo tú comprenderás tu risa.
Verás la vida a tu querer sumisa
si sabes sonreír; tiénde al quebranto
y al triunfo la piedad de tu sonrisa;
Y nadie sepa, al descifrar su encanto,
si es ella, un llanto que se alegra en risa,
o es una risa desmayada en llanto.
José Umaña Bernal