Existen trucos que ayudan a cambiar o modificar algunos comportamientos de tu entorno. Son pequeñas herramientas que te ayudarán en tu día a día a manejar ciertas circunstancias y a mejorar tus relaciones sociales.
¿A quien le caes bien?
Cuando las risas estallan en grupo, cada uno (por instinto) mira a la persona por la que siente mayor afinidad o aquella con la que desea estrechar lazos. Estáte atent@ y descubrirás muchas cosas que hasta ahora te pasaban desapercibidas.
El color de sus ojos
Cuando conozcas a alguien, esfuérzate por descubrir cuál es el color de sus ojos sin preguntarlo. Este simple ejercicio creará un intenso contacto visual que aumentará las probabilidades de que haya química entre vosotros.
Evita las broncas con un espejo.
Si trabajas de cara al público puedes sufrir el enfado de algunos clientes. Puedes mejorar esta relación colocando un espejo detrás de ti.
La explicación es simple: nadie quiere ver su propia cara de enfado y molestia, y al ser consciente, se corrige.
Confía y confiarán
Puede que no sientas tanta seguridad como te gustaría, o que por dentro estés muerto de miedo, pero si te esfuerzas en sentirte seguro y confiado, la gente te creerá. La confianza en uno mismo es cuestión de actitud.
Acerca la silla.
Si intuyes que una situación incomoda se va a producir dentro de una reunión, intenta sentarte cerca de esa persona. Al reducir las distancia, las reacciones se suavizaran también. Puede que la discusión se produzca igualmente, pero no alcanzará la misma dimensión que antes antes de cambiar de asientos.
Reprográmate contra el estrés.
Los síntomas fisiológicos del estrés y la alegría se parecen entre sí. Ambas emociones incluyen respiración entrecortada, aumento del ritmo cardiaco, temblores, sudoración y más.
La mente es muy fácil de manipular, solo hace falta que nos lo creamos. Cuando sientas una situación de estrés, convéncete de que en realidad es un desafío excitante y divertido, que tu sensación son nervios que sientes porque estas ante un reto. Si consigues positivizar este hecho, la ansiedad desaparecerá.
Contagia tu alegría.
Si demuestras efusividad y alegría cuando te encuentres a alguien es muy probable que, la próxima vez que os topéis, sea esa persona la que se sienta feliz por verte.
El poder de la palabra.
Cuando debas exponer una opinión, evita comenzar tus frases con expresiones como “yo creo” o “me parece”, estas formulas denotan inseguridad. Es obvio que si lo dices es porque así lo percibes. Formulas como “pienso” u “opino”, aumentan la fuerza de tus argumentos. Eso sí, nunca trates de imponerlos.
Sonríe para ser feliz
Las emociones y nuestro cuerpo están conectados a nivel primario y trabajan juntos. De esta forma, la risa nos hace sentirnos más felices, al igual que llorar bajará nuestro estado de ánimo. Si quieres ser feliz, intenta sonreír más a menudo.
Mantén la calma.
Si te encuentras en una discusión, mantén la calma. Puede que tu interlocutor se enfade aún más por tu pasividad pero, en cuanto se centre, se sentirá avergonzado por sus formas respecto a las tuyas y será más probable que ceda a tu favor