Sobre el amor
Para admirar la flor, debemos primero honrar su raíz.
Lo mismo sucede con el amor, su autenticidad radica en conocerlo desde su centro más obscuro.
Solemos enamorarnos de toda la belleza que desborda el ser humano en sus momentos de sonrisas, felicidad, logros, éxito y realización. Solemos deslumbrar nuestros sentidos con toda la fortuna posible.
Pero cuando toca amar, se empieza a experimentar desde el centro de las verdades, desde los miedos más profundos, lo que nos acobarda, lo que nos hace desistir, aquello que incluso desconocemos de nosotros mismos y que llega el momento de mostrárselo a alguien sin mascaras.
En ese momento es cuando apreciamos la verdadera esencia, el amor sin maquillaje, sin disfraz, expuesto y completamente desnudo.
Ahí empieza la sanación de nuestros errores a través del otro, ahí comienza la verdadera tolerancia de nuestros actos, ahí se forma la realización de la pareja que busca un crecimiento mutuo a través del apoyo y la comprensión.
Entonces podemos amar, con cada ápice de nuestro ser, podemos amar con calidad y entereza no a pedacitos ni medias tintas.
En ese momento es cuando amamos a la Flor, desde su raíz, en sus inviernos donde no tiene pétalo por ofrecernos hasta su eterna primavera
Fuente: Kok-Uhga (Facebook)
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