1. No saben querer. Detrás de toda esa presión se encuentra el amor, solo que expresado de forma errónea. No actúan así porque quieran hacernos sufrir, sino porque quieren lo mejor para nosotros.
2. Frustración. Esa presión es su forma de proyectar en sus hijos sus sueños frustrados, porque los ven como un reflejo de si mismas.
3. Respeto. Aunque detrás se encuentre el amor, no debemos aceptar que nadie nos trate de una forma que no nos merecemos.
4. Libertad. Es normal que una madre intente saber cosas sobre sus hijos y que dé su opinión, pero no debemos dejar que influya en quien realmente somos. La libertad de elegir siempre es de cada uno.
5. Manipulación. Lo más importante es que seas capaz de reconocer esa “manipulación” para poder hacerle frente, evitando desempeñar un rol de víctima.
6. Rompe el círculo vicioso. Después de eso, debes exponer tus argumentos de forma calmada y dejando claro que no quieres hacer daño a nadie, pero que tampoco quieres que te lo hagan a ti. Es importante romper ese círculo vicioso de comportamientos tóxicos.
7. Sé valiente. Por desgracia, a veces la mejor de las intenciones no es suficiente y hay que poner un punto y a parte. En este caso, ten claro que no es culpa tuya y que debes ser valiente para seguir adelante.