Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la pérdida, y han encontrado su forma de salir de las profundidades. Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y comprensión de la vida que los llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. La gente bella no surge de la nada. Elisabeth Kubler Ross
Belleza interior. Lo que no se ve pero se siente
Y tiene mucha razón Elisabeth. Las personas más bonitas que yo conozco en mi vida, son las que miran cara a cara a la vida; aun sintiendo miedo, no retiran la mirada a las posibles durezas e injusticias. Son las que se sienten vulnerables, las que sufren pero una tras otra se siguen enfrentando a los problemas que les asaltan.
Como podéis ver no estoy hablando de la belleza exterior, sino de la que surge de lo más profundo de nuestro ser, de esa profundidad que da hasta miedo mirar, pero que forma los más sólidos y bellos cimientos de nuestra personalidad.
Las personas extraordinarias…
Las personas más bellas que conozco, sintieron y siguen sintiendo miedo, se niegan y negarán a aceptar lo que les ocurrió y ocurrirá, e incluso no fueron y no sean capaces de medir el alcance de lo que les vino y vendrá encima. Se enfadan, se entristecen, lloran, maldicen, muerden el polvo, pero…la diferencia es su capacidad de “amanecer”.
Sin duda para mi,
la valentía para levantarse del suelo tras una caída en el camino (mirar cara a cara a la vida y sonreírla),
confiere una belleza especial que eclipsa lo vacuo, lo superfluo, lo trivial y esas pequeñeces que tan importantes en muchas ocasiones nos parecen, y hacen que nos quejemos constantemente.
Las personas más bellas saben perdonar, saben decir adiós a los malos recuerdos, seguir hacia delante, sonreír, empatizar, dar…, y sobre todo tender una mano, descubriendo así la grandeza de su ser. Y son extraordinarias porque hubo un día que perdieron algo importante que les otorgó la vida, tocaron fondo, perdieron la sonrisa, la alegría e incluso se plantearon el abandonar y se cuestionaron “para qué seguir”, pero… miraron en su interior y supieron encontrar un motivo por el que seguir, cogieron el poco aliento que les quedaba y sacaron las mínimas fuerzas que tenían (un impulso); supieron reponerse, levantarse y seguir caminando. ¡Resurgieron!
No pensemos que son “especies” exclusivas, únicas. Simplemente han aprendido a desarrollar la capacidad de afrontar las situaciones. A ello se le llama
ACTITUD. Es la forma en la que afrontamos los acontecimientos. Y la actitud si la trabajamos podemos fortalecerla y convertirla en una actitud positiva. Eso es lo que les hace ser tan especiales (entre otras cosas).
Esas personas han impedido que el sufrimiento les quite de forma prematura la vida y no quieren hacer de lo ocurrido su pesar. Han aprendido a ser conscientes de que si les sobreviene un problema, existe una gran infinidad de maneras de afrontarlo.
La única realidad que contemplan es el
HOY, el AHORA y, por eso, no tiene sentido complicarse la vida con pensamientos negativos.
Hay una frase que un día una de esas personas me dijo y caló hondo en mi:
“El vaso no está ni medio lleno ni medio vacío, yo veo en el vaso algo que puedo beber y utilizar”.Estas personas conocen muy bien que cualquier cosa material que tengan hoy, puede desaparecer en tan solo un instante, y es por eso que valoran muy mucho la condición de las personas, la educación, la amabilidad, el buen humor y sobre todo el disfrutar cada instante que les regala la vida.
Todos hemos padecido y tenemos contratiempos. La clave está en aprender de ellos, madurar, y afrontar.
“No se puede curar las heridas de aquella situación que nos negamos a afrontar”
Todas las personas podemos ser maravillosas
No es muy difícil, como todo en la vida depende de que queramos :-) Así que os comparto unos aspectos a tener en cuenta que nos ayudarán a pertenecer a ese tipo de personas bellas:
1. Quiérete. Es imprescindible estar en armonía con nuestro entorno (con aquello que nos rodea). Debemos mirar en nuestro interior y barrer todo aquello que nos altera, para alcanzar nuestro equilibrio interior (cada cual que barra lo que necesite). Recuerda…, para que los demás te puedan querer, primero debes quererte a ti mismo/a.
2. Refuerza tu autoestima. Tiene muchísimo que ver con querernos. Cuanto más nos conocemos, más nos queremos y sobre todo más nos aceptamos y menos luchamos contra nosotros mismos (que es la peor de las batallas, porque siempre tenemos la de perder. Nuestro cerebro es muy duro y exigente con nosotros). Cuídate, mímate, date de vez en cuando algún regalo y capricho. Haces mucho y te lo mereces.
3. Aumenta tu confianza. La confianza en uno mismo es muy necesaria en nuestra vida. Sin ella, nos sumimos en un mar de indecisiones (dudas), miedos (al fracaso, a no ser capaz de…), complejos (baja autoestima)… Nos puede llegar a invadir el sentimiento de pérdida de control sobre nuestra vida (andamos con rumbo perdido), y atraemos que otras personas nos den consejos en todo momento, sobre lo que debemos hacer, volviéndonos en ciertas ocasiones dependientes.
4. Cultiva el optimismo. Muchas personas piensan que ser optimistas, es una actitud innata otorgada a unas cuantas personas afortunadas. Eso es una creencia errónea, ya que está demostrado que todas las personas pueden aprender a ser optimistas.
El optimismo nos ayuda a salir adelante en la vida, a resolver mejor nuestros problemas y a disminuir el sufrimiento. El pesimismo nos limita, nos impide ver con claridad y objetividad el problema y su solución, aumenta el estrés, la preocupación y se transmite fácilmente a la gente que nos rodea.
5. Se fiel a ti mismo/a. Conocerte hace que sepas cuales son tus valores y que puedas vivir de acuerdo a ellos. No traicionándote hará que seas una persona auténtica, genuina. Recuerda: Practica lo que predicas.
6. Escucha. Todos sabemos hablar y hablar, contar miles de anécdotas, dar consejos, opiniones, pero muy poca gente sabe escuchar, la próxima vez que alguien te cuente algo, escucha, pero de verdad (escucha activa), con el corazón, mirando a los ojos, hazle preguntas...
7. Sonríe. Ya lo he comentado en otras ocasiones y lo hablamos en el pos “El poder de una simple sonrisa”. No me canso de decirlo, las sonrisas son positivas, contagiosas… Todos deseamos tener a nuestro al rededor gente que nos transmita buena energía, y eso lo conseguiremos si sonreímos más de manera habitual.
8. Comparte lo mejor de ti. Hacer felices a otras personas con lo más grande que tenemos (y que menos nos cuesta económicamente): ¡Los actos/comportamientos!
No hace falta que sean grandes Actos Gloriosos..., sino de aquellos aún más grandes pero que aveces...de lo grandes que son no los tenemos en cuenta: Los besos, los abrazos, un poco de ayuda, nuestro tiempo, escuchar, regalar sonrisas, regalar algo hecho a mano por nosotros...
9. Mejora. No te quedes estancado/a. Realiza hobbyes que te gusten, te harán despertar habilidades y actitudes que estaban dormidas. La mejor inversión que puedes hacer es invertir en ti mismo/a. Trabaja tu desarrollo personal y emocional.