El secreto para hacer las cosas bien es la concentración. Fuerza y empeño enfocados en la única tarea del momento. Todo el yo empleado en la acción concreta que me toca hacer. Nada de distracciones, de interrupciones, de miradas a los lados. La capacidad de concentración es la medida del éxito. Si te desparramas y te despistas, lo estropeas todo.
Un célebre jugador de golf estaba a punto de ganar el campeonato, con ventaja sobrante para salir vencedor. Entonces oyó una voz que le felicitaba ya por el triunfo seguro. Se acercó a él y le agradeció su felicitación. Pero ahí estuvo su perdición. Perdió la concentración cuando más la necesitaba, pues sin concentración no hay juego. Erró el último golpe y se le fue el trofeo. La falta de concentración le costó el campeonato.
Autor: Padre Justo López Melús