Desde que se ha establecido un parámetro para medir el inicio del tiempo, también se han anunciado épocas de fin. Los invitamos a un viaje en la historia de la regulación de los ciclos humanos para comprender así la conformación de las Nuevas Eras.
Desde tiempos muy remotos, ha existido una relación estrecha entre la astrología y los calendarios. Contar el tiempo y registrarlo según mediciones astrológicas era muy importante. De esa forma, se sabía cuándo sembrar o realizar una festividad religiosa. Pero, además, porque se los usaba para realizar predicciones.
Las antiguas civilizaciones fueron grandes observadores de los fenómenos astronómicos. Sabían medir el paso de las estaciones, las órbitas de los planetas y otros hechos cósmicos Pero, además, eran capaces de percibir fuerzas espirituales, como los signos del zodíaco. Porque, para ellos no eran solamente símbolos, como para nosotros, sino seres concretos que podían influir con su inmenso poder en la vida de los hombres.
EL TIEMPO SAGRADO
Inicialmente, cuando todavía no se había desarrollado la agricultura, los calendarios seguían los ciclos de la Luna. Época en la que los hombres vivían de lo que recolectaban y cazaban.
Quizás, debido a que la menstruación de las mujeres está influida por los ciclos lunares, es que se la asoció con la esencia de lo femenino. Así, todas las divinidades femeninas, símbolos de la fertilidad, fueron divinidades lunares.
Pero, alrededor del 5000 antes de Cristo, los antiguos imperios, con su énfasis en la conquista guerrera, cambiaron este estado de las cosas. El rol del hombre pasó a ser más importante que el de la mujer. Generales y soldados transformaron la antigua religión en un culto masculino, basado ahora en los calendarios regidos por el Sol.
CALENDARIO GRAGORIANO
El calendario actual fue establecido por el Emperador romano Julio César, en el 46 a.C. En 1582 fue modificado por el papa Gregorio XIII y es el que utiliza gran parte del mundo.
Aunque está basado en el movimiento del Sol, incorpora también la influencia lunar para determinar, por ejemplo, las fechas de Pascua. Hoy, el calendario gregoriano domina un mundo donde “el tiempo es oro”.
Corresponde a un cálculo de 365.2425 días de duración de un año solar. De modo que, cada cuatro años de 365 días se agreg1 día para compensar la diferencia. Los años de 366 días son los llamados bisiestos, en los que el mes de febrero tiene 29 días en lugar de 28.
EL CALENDARIO MÁGICO DE LOS 360 DÍAS
Todas las grandes culturas de la Antigüedad utilizaron un calendario sagrado de 360 días, al mismo tiempo que usaban el solar para la agricultura. El de 360 días es el adecuado para realizar profecías, como lo hacían egipcios, hindúes, chinos y mayas. Estos últimos, por ejemplo, llamaban al período de 360 días: TUN, y al comienzo de cada uno de este suceso que los sacerdotes se reunían para realizar las profecías del nuevo ciclo.
Así, la conciencia humana sigue el ciclo de un año TUN, ya que éste se relaciona con el concepto de perfección espiritual y no con el de los hechos materiales.
El número 360 representa, además, el círculo, porque esos son los grados que tiene una circunferencia. Además, está relacionado con el número 9, cifra de la realización y la superación espiritual.
El día que retornemos a vivir de acuerdo con un calendario de 360 días, volveremos a abrir los ojos a lo espiritual y a la realidad divina.
EL FINAL DE LOS TIEMPOS
Históricamente, la gente ha necesitado un punto fijo desde el cuál hacer sus cálculos temporales. Este comienzo ha sido determinado por un evento histórico, por ejemplo, el nacimiento de Jesús, otros nacimientos mitológicos o el mismo comienzo del mundo. Pero, así como señalan un principio también establecen el momento en el que se producirá el fin de los tiempos. Muchas son las creencias que se refieren al final de los tiempos. Por ejemplo, el calendario musulmán termina en el año 2076 y el judío en 2240 (año judío 6000). No se sabe si estas fechas significan el advenimiento del apocalipsis o, simplemente, un cambio de Era, una transformación que se suponga el comienzo de un nuevo ciclo, distinto al anterior.
Sin embargo, las principales tradiciones culturales coinciden en que este cambio de Era, incluirá grandes catástrofes y guerras; y que, luego, los sobrevivientes estarían destinados a crear un mundo más justo.
LOS CAMBIOS DE MILENIO
En la tradición cristiana, el pasaje de un milenio a otro ha sido considerado en un sentido apocalíptico. Por ejemplo, cuando terminó el año 1000 d.c. miles de personas entraron en un estado de histeria y muchos se suicidaron, ya que estaban convencidos que el mundo se acabaría en ese momento.
En el 2000 fue menos trágico porque el miedo pareció circunscribirse a un apocalipsis informático: una falla en todas las computadoras que colapsaría el mundo en cuanto a sistemas de seguridad, aeropuertos, bancos, hospitales, etc.
Actualmente, cientos de científicos de todo el mundo están alertando sobre las consecuencias del calentamiento global y que queda poco para corregir esta contaminación y devastación de la naturaleza que trae serios efectos y desastres naturales en todo el planeta.
LAS PREDICCIONES ANTIGUAS
Esta situación hace creíble las predicciones de los calendarios antiguos, que sitúan el fin de este ciclo temporal en las primeras décadas de este milenio.
El calendario maya termina el 21 de diciembre de 2012. Aunque la mayoría de los intérpretes occidentales hayan concluido que esta fecha indicaría el fin del mundo, los ancianos mayas están disgustados con esta versión, pues lo que ellos en realidad dicen es que el mundo no terminará, sino que será transformado.
Tal como los ciclos de las energías cósmicas, la conciencia humana responde de una manera predecible a patrones determinados de oscuridad y luz, de separación y unidad. Según el calendario maya, se está produciendo el nacimiento de una Nueva Era de Iluminación.
LAS PROFECÍAS DEL CALENDARIO MAYA
La cultura maya fue una de las más extraordinarias que hayan existido. En su época de esplendor, antes de la Conquista Española, más de dos millones de personas habitaron la región de los que hoy es América Central. Actualmente, viven allí descendientes de los antiguos mayas, y gracias a ellos, ese legado cultural aún pervive.
Fueron grandes astrónomos, y podían seguir con gran precisión los ciclos del Sol, la Luna y los planetas. También predecían eclipses. Los más increíble es que ellos mismos profetizaron la llegada de los españoles, cuando Hernán Cortés y su flota arribaron a esas costas.
De esta manera, una nueva era se iniciaba, una era que los mayas ya habían anticipado con sus calendarios. Así, la última era del calendario maya se llama: El mundo del Quinto Sol. Se espera que en esta era los pueblos nativos comiencen a recuperar el respeto y el poder perdidos. Puede decirse que esto tiene visos de realidad.
El calendario islámico
Este es un calendario lunar en el que cada nuevo mes comienza después de la luna nueva, cuando los ojos de un observador humano ve la luna creciente por primera vez. Esto puede variar por las condiciones climáticas que afecten la visibilidad de la Luna y la ubicación geográfica del observador. Por lo tanto, se producen diferencias en el día en que cada mes comienza. Es por eso por los almanaques islámicos son, en general, provisorios y están sujetos a correcciones, excepto el caso de Arabia Saudita, que ha optado por un cálculo astronómico estandarizado. Además, año islámico es 11 días más corto que el islámico