Es fácil ver las heridas y las cicatrices físicas. Puedes notar si son recientes o antiguas, ya sea que dichas heridas las tenga que coser un médico o que una bandita sea suficiente. Sin embargo, las heridas y las cicatrices emocionales no son tan fáciles de detectar. Algunas de ellas necesitan desesperadamente un tratamiento, pero han sido ignoradas durante años. Si estos tipos de heridas y cicatrices son ignoradas, pueden resultar en serios daños psicológicos. No solo es importante reconocer cuándo tienes heridas emocionales sino también saber lo que se necesita para sanarlas
Instrucciones
1 Es necesario, y a veces difícil, reconocer las heridas y las cicatrices emocionales. Algunas personas que han experimentado una gran pérdida, sobrevivido a un desastre o que han salido de una relación abusiva o disfuncional, pueden enfocarse en estabilizar su ambiente externo al actuar como si nada hubiera pasado. Otros pueden sufrir estrés post traumático y revivir la pérdida o el abuso repetidamente en sus mentes. El reconocer el dolor emocional significa ser capaz de definir o describir con precisión tus sentimientos relacionados con el suceso o con la situación, aun cuando hubiere sentimientos de insensibilidad. El dolor emocional puede definirse como un sentimiento de desesperanza, falta de confianza, culpa, resentimiento, ira, tristeza o no sentir nada en absoluto. También puede significar sentirte diferente con respecto a ti mismo o sentir como si ya no supieras quién eres, con pérdida de la autoestima, la pasión y la confianza.
2 Mucha gente piensa que el tiempo es la respuesta que sana las heridas y las cicatrices emocionales. En realidad, el siguiente paso después de reconocer una herida emocional es encontrar cuáles son las causas profundas de las cicatrices emocionales. Hay muchas razones por las cuales la gente puede estar emocionalmente herida. Muchas surgen de malas situaciones o de vivir en ambientes disfuncionales durante la niñez. Otras son el resultado de algún tipo de incidente traumático, tales como un desastre, un divorcio, la muerte de un ser querido, la violación, el abuso, la pérdida de un hijo, del trabajo o de la casa o ser abandonado. Piensa en la situación que desencadena los sentimientos negativos. Pregúntate qué es lo que más te molesta de la situación o del incidente. ¿Es por la forma en la que se manejó o no la situación? ¿Es mayormente la conmoción de que esto ocurra?
3 Una vez que hayas definido y descrito tus sentimientos, es hora de reconocer, liberar y dejar ir. Entra en un lugar tranquilo, cierra los ojos, respira profundamente, mírate a ti mismo volando literalmente sobre la situación o la circunstancia y déjala atrás. Reconoce en tu mente que la situación, circunstancia o suceso tuvo lugar. Reconoce las partes de la situación o circunstancia sobre las cuales no tienes ningún control. Dite a ti mismo en voz alta “Voy a superar esto”, “Aún sigo aquí”, “Va a estar bien”, “Voy a estar bien”, “Esta era una situación negativa en mi vida, pero no define quién soy y no voy a dejar que me destruya” y “Confieso que estoy sufriendo por lo que pasó, pero estoy liberándome y dejando ir el dolor”.
4 Repite la meditación tantas veces como lo necesites, durante el tiempo que lo necesites. Escribe tus sentimientos en un diario, únete a un grupo de apoyo y date tiempo para sanar. Toma tiempo para reflexionar sobre los aspectos positivos en los que la situación te ha ayudado a crecer. Escribe lo que has aprendido y enfócate en las maneras positivas en las que has crecido y madurado mentalmente.
5 Escribe afirmaciones positivas. Ponlas en notas adhesivas o escríbelas en algún lugar donde puedas ver las palabras. Habla con un consejero profesional, un psicólogo o un terapeuta.
Consejos de Utilidad
Sé paciente contigo mismo; la clave para sanar las heridas y las cicatrices emocionales es aprender a ser amable, dulce y gentil contigo mismo. Perdónate a ti mismo y a los demás.
No ignores el dolor o el hecho de que la situación o circunstancia ocurrieron. Es realmente necesario reconocer lo que pasó.
No juegues al juego de la culpa. No te culpes a ti mismo o a otros, aún al perpetrador del abuso o de la pérdida. Poner culpas da como resultado perder tu poder para sanar y sentirte mejor
Fuente: ehowenespanol.com