La vida tiene tantas posibilidades y combinaciones, pueden suceder tantas cosas en un abrir y cerrar de ojos, que un solo segundo puede ser suficiente como para que todo se transforme, para que lo que estabas viviendo hasta ese momento, deje de ser una realidad hoy día, creando algo completamente nuevo. A veces todo se transforma como si hubiera pasado fuego por sobre lo que era, dejando solo un residuo que te recuerda lo que había.
¿Recuerdas algún momento en tu vida donde todo cambió de un día para otro?
Los cambios pueden ser generados bajo dos condiciones. Una consciente (deliberadamente) y la otra como consecuencia de las creaciones inconscientes que parecen caer del cielo sin ser esperadas.
El hombre que vive sin ser consciente de su propio poder, pasa toda su vida bajo la segunda condición, reaccionando a lo que va sucediendo frente a sus ojos, sin ser capaz de tener ningún control sobre estos eventos.
El hombre despierto, si bien, no tiene poder absoluto sobre lo que la vida le plantea, tiene un mayor control sobre sus creaciones y cuando sucede algo inesperado lo sabe tomar con una actitud madura y sabia. Es más flexible a cambiar su perspectiva.
La vida nos presenta sorpresas y sea por creación consciente o inconsciente, siempre nos veremos enfrentados a situaciones que cambien nuestra perspectiva. He comprobado que somos más felices cuando vamos aprendiendo a utilizar nuestro poder interior para crear nuestra realidad y cuando somos capaces de acomodarnos con relativa facilidad a lo nuevo. Aunque a veces nos parezca doloroso al inicio, un cambio siempre es favorable.
La vida favorece el cambio por sobre lo cómodo que te encuentres en algún lugar. Es como si ella se empeñara en hacerte mover, a la buena o a la mala. Cuando te quedas apegado a algo, esperando permanecer estable, ella viene y te sacude con algo para que seas capaz de avanzar.
El apego es más doloroso que el cambio por que no es natural. Sin embargo, a veces se prefiere el dolor del apego por miedo al cambio, generando un estancamiento que a la larga causará dolor inevitablemente, porque la vida no espera eso para ti. La naturaleza espera que seas capaz de desarrollarte, descubrirte, conocerte más, sacar más de ti, aprovechar más tus recursos internos hasta que te hagas tan grande como sea posible.
El miedo a la aventura y a lo desconocido es un miedo generalizado. El cambio de consciencia nos invita a descubrir que no existen los mapas como pensábamos. Ahora estamos invitados a salir a vivir sin tanto miedo, de cara a la aventura, dispuestos a aceptar las sorpresas de la vida, a cambiar la perspectiva y dispuestos a crecer para descubrir que solo el cambio es real.
El cambio de perspectiva es un privilegio que nos lleva a descubrir la dicha de la libertad.
Patricia González