Partimos de la base de que cualquier acontecimiento que esté sucediendo ahora en tu vida es una consecuencia de una idea que tú tienes de ti.
El mundo de las ideas vive y se manifiesta a través de ti. La idea que tienes de ti mismo necesita ser proyectada y más tarde justificada y, por tanto, encuentro en el exterior todo aquello que mi idea necesita justificar para seguir existiendo, para seguir viviendo, porque en realidad mi idea es, el mundo de las ideas es.
¿Cuál es la idea que tienes de ti mismo? Ella dirige tu mundo, se encarga de confirmarlo, justificarlo, en definitiva, crearlo.
Cada yo (entidad viva que me aglutina y me da sentido) es un mundo de ideas, conceptos, juicios y definiciones. Sus actuaciones, las percepciones y concepciones son todas únicas. Vives en su mundo, único, diferente, porque estos mundos son un conjunto de ideas en las formas de creencias, conceptos, definiciones y juicios surgidas y creadas por tu yo. Puedes tener la sensación de que el mundo está fuera de ti. Nada más lejos de la realidad. El mundo vive en ti porque se crea en ti. Tu le das un valor, una forma y por tanto un sentido. “El mundo que está fuera de ti” son sólo construcciones mentales… simples representaciones de la vida y el mundo.
Inevitablemente vives el mundo, sus creencias, ideas, conceptos, definiciones y juicios. ¡Dibujas, creas el mundo que crees! Por lo tanto, tu vida es sólo un reflejo de su mundo (creencias generadas en un yo). ¡Es así de simple, no hay más!
CREENCIAS INCONSCIENTES
Inmediatamente surge una pregunta: Si es tan simple ¿por qué me encuentro con tantas dificultades en la vida? La respuesta es que la mayoría de nuestras creencias permanecen inconscientes. A un nivel psicológico estas creencias tienen la “sana” función de proteger sucesos, acontecimientos o, en pocas palabras, memorias. Para ello utiliza todo tipo de estratagemas con el único fin de que esas memorias no sean “tocadas”.
En la infancia se han registrado un sinfín de representaciones que han sido enterradas en las memorias más profundas. Has añadido a tiempo un conjunto de ideas y conceptos en el nivel consciente que a menudo son lo opuesto a tus creencias profundas. O por el contrario, si el dolor es profundo y bien enterrado, no haces más que repetir las representaciones que te hirieron profundamente. El mecanismo es sencillo.
La parte consciente puede hacer un esfuerzo en representarse un mundo. Por ejemplo “tengo derecho una vida mejor”. No sabemos por qué la vida nos enseña que eso no puede ser así. La respuesta está en la historia inconsciente, en la memoria guardada y la consiguiente representación: “No tengo derecho a ser amado”. Por consiguiente la creencia inconsciente es “no me merezco que las cosas me vayan mejor”. Por mucho que el consciente se esfuerce existe este gran potencial que actúa poderosamente. Por una simple ley de atracción voy a atraer a mi vida aquello que mi mental necesita justificar. ¡Y todo para que la memoria no sea tocada!
La mayor parte de tus actuaciones en la vida y el mundo están movidas por algo oculto en el subconsciente. Pero estas vibraciones generadas por estas creencias que protegen historias y que se ocultan en la luz del día en realidad no cambian nada la ley. Así, dibujas la conciencia y el mundo inconsciente de vivirlo: ¡Vives tu mundo en todas sus dimensiones! Es decir, tu vida revela tu mundo. Si la esencia de tu mundo se expresa en “no tengo derecho”, tu vida estará llena de eso. Si la esencia de tu mundo está repleta de “derechos”, en tu vida se expresa eso.
UN MUNDO LIMITADO
Óbviamente casi ninguno de nosotros vive del todo satisfecho el mundo en el que vive. Cojamos esta insatisfacción para dar un salto e intentar ir un poco más allá. Date cuenta de que este mundo que has creado está limitado, cerrado. Si tomas la suficiente perspectiva sobre ti mismo te darás permiso para ver que eso que has creado es una limitación de la realidad. Tu mente, regida por un yo que necesita aglutinarse para darse sentido, cogió un suceso (una memoria) y generó un espacio-tiempo al que otorgó la verdad. Encerró la conciencia dentro de unos límites controlables y no quiso saber nada más. Eso igual suceso tras suceso, limitación tras limitación. Hasta configurarnos una identidad limitada en la conciencia.
Si lo que hiciste fue limitar la realidad poniendo barrotes a la conciencia, ¿puedes vislumbrar una conciencia que está más allá? Y si me permito darle la posibilidad de que exista, ¿Puedes acceder a ella? Y si accedes a ella, ¿está afuera de tu propia identidad?
Si puedes seguir el hilo de lo que te estoy diciendo seguramente ya te has dado cuenta de que el propósito de vida no está en obtener “éxito” en un mundo que no es más que el mundo de tus actuaciones, creencias, conceptos o definiciones porque tu objetivo no es tener éxito en un mundo que es pura ilusión. Este éxito será siempre aleatorio, relativo y sucederán en un contexto y en un tiempo.
¡CONOCE Y ATRÉVETE A VIVIR!
Tu verdadero propósito de vida, tu verdadero objetivo es CONOCER. Obtener el Conocimiento que rigen las leyes, la vida, la verdad. Esta verdad dice que hay una conciencia más allá y que el éxito radica en darse cuenta que en realidad eso sigue siendo mi identidad, es decir, Yo. Empieza por buscar aquello en lo más grande en lo que confías, entrégale más tarde toda tu atención, posteriormente pon toda tu fe en ello, al final ámalo con locura, con pasión, hasta darte cuenta de que eso eres Tú y de que, por supuesto, lo encontraste dentro de ti.
Y, sobre todo, atrévete a vivirlo. ¡Atrévete!
Miguel Ángel Sánchez Muñoz