Podemos decir que nuestra voluntad opera principalmente en dos sentidos: de forma espontánea cuando nos sentimos motivados, y en el otro, cuando nos hemos de convencer para realizar algo, llegando así a la decisión de actuar contando con los inconvenientes que apreciamos, en ese momento y en ese entorno.
Las personas hemos, de no sólo asumir nuestra responsabilidad, sino también, luchar todos los días para cumplir y perfeccionar el quehacer cotidiano, con continuidad y perseverancia, generando hábito y así poder conseguir la capacidad para hacer grandes esfuerzos por períodos te tiempo más largos.
La decisión requerida para hacer las cosas ha de ser realista, inmediata y en algunos casos programada, es decir, que sea más que un mero propósito de buenas intenciones.
La voluntad tiene que ver con plantearse un objetivo y mantenerlo aunque para ello haya que cambiar algún hábito.
Los valores humanos necesitan de la voluntad tanto para adquirirse como para perfeccionarlos, ningún valor puede cultivarse por sí solo si no se hace un esfuerzo, casi todo en la vida requiere pequeños y grandes sacrificios y constancia.
Desarrollar la voluntad es contraer hábitos de querer, por ello la relación entre voluntad y hábitos es total, puesto que se trata de estar en actividades asumidas de forma voluntaria y de forma sistemática, mediante la repetición de acciones que en principio pudieran exigir más o menos esfuerzo.
Una voluntad férrea se convierte en una buena capacidad para conducirse hacia las metas, a la vez que actúa de escudo y de arma para protegerse de los vicios, situaciones a las que suele incitar lo cómodo y agradable del momento.
La voluntad se fortalece en las pequeñas cosas cotidianas de la vida, normalmente en todo aquello que cuesta trabajo pero al mismo tiempo se considera poco importante, adquiriéndose así la capacidad para la actuación en lo importante, aunque en ese momento no sea lo más que guste.
Cuando se hace uso de la voluntad se pone en funcionamiento la razón y la conciencia, y así se guían los pensamientos para decidir los actos más adecuados en cada momento y circunstancia. Sin embargo, sin voluntad simplemente se responde, reaccionando y dejándose llevar por el impulso, por el arrebato y por la pura emoción del momento, sin medir las consecuencias.
Diferentes personas tienen diferente fuerza de voluntad, aunque es una habilidad que se puede entrenar, y cuanto más se entrene más fuerte será.
Se da un problema en tener voluntad cuando no se sabe lo que se quiere, o cuando se confunde lo que debería querer con lo que se está queriendo.
Para realizar las actividades necesarias y lograr las metas hay que tener cuidado y evitar las distracciones del pasado: nostalgias, arrepentimiento o/y con las preocupaciones del futuro: ansiedad, temores, angustias, por la tarea que se espera, y disponer de la voluntad necesaria para generar los buenos hábitos.
Se le llama virtudes a los hábitos que tienen que ver con la voluntad y que se oponen a los vicios, siendo los vicios algo así como hábitos negativos.
Una meta adecuada es el único secreto de nuestra voluntad, encendiendo así el ideal que pondrá en marcha nuestras energías.
Todo comienza por una toma de decisión para decir lo que se quiere hacer y lo que no se quiere hacer, fijándose un objetivo y elaborando un plan concreto y detallado para conseguirlo, detallando, si es posible, cantidades a lograr y tiempo para ello. Así como las razones por las cuales se ha de actuar, y la forma en que se ha de hacer, para así, en los momentos de posible
frustración disponer de motivos para continuar.
Basta introducir pequeños
hábitos en las conductas personales para incrementar la fuerza de
voluntad. Las pequeñas acciones, con constancia representaran importantes cambios. Se trata de introducir cambios que apenas nos demos cuenta que lo estamos haciendo, manteniendo así la motivación, al tiempo que se dispone de un nivel bajo de posible frustración.
La voluntad es para conquistarnos a nosotros mismos, autorrealizarnos y alcanzar la felicidad. Créate buenos hábitos con voluntad y ellos guiaran tu vida hacia tus objetivos propuestos.
*************************
Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica, la voluntad.
Albert Einstein.
*************************
La suprema felicidad de la vida es saber que eres amado por ti mismo o, más exactamente, a pesar de ti mismo.
Víctor Hugo.
*************************
No creo en la casualidad ni en la necesidad; mi voluntad es el destino.
John Milton.
Dver.
© Copyright Accionesdesarrollo
http://accionesdesarrollo.com/