Apueste siempre a su capacidad natural. Si usted no cree que su inteligencia está ligada a la Inteligencia Infinita, estará perdiendo una fuerza inconmensurable.
No use como argumento en defensa de su situación precaria el hecho de no haber cursado la facultad o de no haber podido especializarse.
Hay innumerables egresados que no progresan y hay innumerables personas que creyeron en su buena estrella, en su capacidad, en sus dones que emanan del Infinito, y son millonarias.
Usted ahora dispone de una Fuerza Extra. Usted no está usando sólo la mente consciente; ahora está usando la fuerza irresistible del subconsciente en cuyas profundidades está el Poder Infinito.
Charles Goodyear no tenía formación científica y utilizó aparatos rudimentarios, como fogón de cocina, para realizar sus experimentos. Pero él tenía convicción y fe en aquello que deseaba alcanzar. Ni siquiera la carencia financiera y los contratiempos de la vida le hicieron arrojar a un rincón de su mente sus ideas. Y fue así como él descubrió el proceso de vulcanización del caucho, que se tornó la base de la moderna industria de la goma. Hoy Goodyear tiene decenas y decenas de grandes fábricas modernas esparcidas por el mundo y sus ventas ascienden a miles de millones de dólares anuales.
Henry Ford, inventor de los autos de la famosa marca Ford, tampoco era ilustrado.
Tomás Edison, creador de innumerables inventos, fue considerado como de cortísima inteligencia.
Usted también debe creer en sí. Usted tiene la inteligencia de los genios. Úsela en su beneficio y en beneficio de los demás. Invoque a la Sabiduría Infinita, que habita en su ser, y sus decisiones serán siempre para su progreso.
Algunos años atrás, un viejo médico del interior fue a la ciudad y entró a una farmacia para intentar vender al farmacéutico una fórmula de una bebida, escrita en un papel gastado, juntamente con un tarro antiguo y una pala de madera. Conversaron, conversaron y se verificó el negocio. El farmacéutico entregó al médico quinientos dólares y el viejo le dio el papel que contenía una fórmula secreta. El médico salió feliz, pues consiguió vender sus bagatelas, y el farmacéutico quedó allí con la mente exaltada, porque había empleado en ese negocio sus economías.
En verdad, ¿cuánto valía un tarro viejo, la pala de madera y un pedazo de papel? Nada. El inteligente farmacéutico compró sólo una idea por 500 dólares.
A esa fórmula, que al médico ya no le servía más, el farmacéutico le agregó un ingrediente milagroso y fue ese ingrediente el que hizo brotar dentro del viejo tarro una de las fortunas más suntuosas del mundo. Inclusive usted ha contribuido a aumentara esa fortuna simplemente incalculable.
Cada vez que usted beba una Coca Cola, recuerde esta historia. Fue así como comenzó la industria de la Coca Cola.
Dé vida a sus ideas. Siga adelante con fe. Agudice la creatividad que existe en su esencia y visualice, por donde quiera que usted pase, ríos de fortuna corriendo en su dirección.
Deje que su mente lo ayude y vaya adelante.
Sólo hable de éxito.
Sólo hable de felicidad.
Sólo hable de prosperidad.
Lauro Trevisan