Hemos olvidado nuestros orígenes y abandonado la conexión con la naturaleza, de ahí nacen la mayoría de nuestros males físicos y mentales. y es nuestra fuente primigenia de armonía y dicha. Muchas enfermedades podrían desaparecer al reconectar con la fuente de la vida.
Los Esenios, descendientes directos de Moisés, y un pueblo de gran sabiduría tenían esta bella oración para dar las gracias y manifestar su amor a la tierra. Son bellos ejercicios compatibles con nuestra vida actual. Pronunciar la palabra ‘gracias’ purifica y libera, nos desapega, nos da confianza y nos abandonamos, aceptamos la vida. Una forma radicalmente diferente de existir.
Antiguo Ejercicio Esenio de Purificación y Salud
*Párate en medio de la naturaleza viviente, entre el cielo y la tierra.
*Siente la tierra bajo tus pies; siente como la tierra te carga y te sostiene.
*Siente el cielo infinito sobre ti; te inspira, te mejora, te eleva.
*En el cielo, piensa en el origen de tu espíritu y de tu inteligencia.
*En el cielo, piensa en el origen de tu alma eterna, de la más elevada conciencia universal.
*En la tierra, piensa en el origen de tu alma terrestre, en tu conciencia individual.
*Siéntete como una unión viviente entre las fuerzas del cielo y de la tierra, del infinito y de lo que está en desarrollo.
*Arrodíllate en la tierra, y con tu mano derecha cava un pequeño hoyo en la tierra.
*Coloca las dos manos juntas sobre tu pecho (el corazón místico), en señal de oración y de unión interna con el cielo y la tierra dentro de ti.
*En esta postura sagrada, permite que una hermosa luz, la fuerza, la presencia del cielo, fluya a través de ti: el omnipresente Padre de todos los seres vivientes. Imagina una luz diamantina, transparente como el agua pura.
*Inclínate con amor sobre la Madre Tierra, y coloca tus manos alrededor del pequeño hoyo. Inclínate sobre la tierra y coloca tu boca entre tus manos.
*Ofrécele con tus palabras a la tierra el agradecimiento del cielo a la Madre Tierra; ofrécele también el agradecimiento de tu corazón y, a través de ello, del corazón de la humanidad.
Pronuncia las palabras:
*”Madre Tierra, yo te ofrezco mi agradecimiento con todo mi corazón, y a través de él del corazón de todos los hombres y las mujeres. Que todos los seres que llevas en tu seno protejan, nutran y bendigan todo lo que crece.”
*Acuéstate después sobre la tierra y abandónate sobre ella. Que tu cuerpo y tu alma nacidos de ella sean uno con la Madre Tierra y su oculto esplendor.
Piensa y di:
*”Madre Tierra, elimina todas mis enfermedades y mis faltas según tu voluntad, para que pueda recibir la bendición del espíritu divino y trasmitirla a todos los seres vivientes, según tu voluntad”.
*Mantente en comunión, en silencio, mientras dejas que la tierra te purifique completamente.
*Ponte nuevamente de rodillas y coloca tus manos frente a la rosa solar del corazón.
*Piensa en tu espíritu, siente tu alma, y di con tu fuerza vital:
*”Con amor y gratitud,
*Te ofrezco mi amoroso agradecimiento lleno de luz.
*A la Madre Tierra, gracias;
*A agua de la vida, gracias;
*A precioso aire, gracias;
*A fuego sagrado, gracias;
*A los minerales, gracias;
*A las plantas, gracias;
*A los animales, gracias;
*A la humanidad que camina por el sendero de la evolución, gracias;
*A todos los ángeles, gracias;
*A la inteligencia cósmica que creó mi pensamiento, gracias;
*Al océano de amor que creó mi sensibilidad, gracias;
*A la vida universal que impregnó mi futuro con la semilla de la individualidad, gracias;
*A todos los seres del mundo, doy las gracias en Él, la única Fuente que unifica a todos los seres en su origen y propósito”.
*Cruza los brazos sobre tu pecho, inclina ligeramente tu cabeza, y pronuncia la palabra de cierre: “Amen”.
*Entonces, rellena de nuevo el agujero que cavaste para hablar con la Madre del mundo.