Existen
aprendizajes emocionales que son muy valiosos y que con frecuencia, están acompañados por el proceso de crecimiento personal propio de la madurez. ¿Cuáles son estas
vivencias que suman inteligencia emocional a tu vida?
La aceptación
Uno de los pasos más importantes para tolerar la
frustración es practicar la aceptación incondicional de la realidad. Cuando no se produce esta aceptación, existe una lucha permanente por parte del sujeto. Aceptar no significa estar de acuerdo sino comprender un hecho determinado.
No se puede agradar a todo el mundo
Desde el punto de vista ideal, a la mayoría de las personas les gustaría tener un montón de
amigos y contar con el reconocimiento ajeno. Sin embargo, desde el punto de vista real, las personas aprenden con la madurez que es imposible agradar a todos y que lo más importante es gustarse a uno mismo (amor propio). Además, un amigo verdadero es un tesoro.
Perdonar no siempre significa olvidar
Perdonar y olvidar no siempre son dos conceptos sinónimos. De hecho, existen situaciones que pueden marcar un punto de
inflexión en una relación, incluso cuando la persona ha disculpado el error.
Existe un lado positivo en situaciones negativas
Tal vez sea un mecanismo de defensa que refuerza la higiene mental en los momentos de
dificultad. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, las personas son capaces de encontrar algún lado positivo a una vivencia negativa. Otro aprendizaje vital es que la tristeza no es eterna pero la alegría tampoco lo es.
La vida es cambio
La
vida es un proceso de cambio constante por lo que para poder evolucionar, es muy importante potenciar la adaptación al cambio. Un cambio que en ocasiones resulta incómodo. Sin embargo, superar esta incomodidad es esencial para aprender a vivir mejor a través de la práctica de la superación personal.
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