¿Qué Hacer Para No Estar Triste? 10 Consejos Para No Venirse Abajo
En este artículo te vamos a explicar qué es lo que puedes hacer para no estar triste o deprimido. Lo más importante es que tienes que salir de tu zona de confort y aplicar disciplinadamente los 10 consejos que en este artículo te vamos a dar.
1) Sé curiosa/o
que hacer para no estar triste
Lograr tus propósitos parte de la base de estar atento a la vida, a las cosas que ocurren y a tu propia persona. Esto implica disponer y entrenar un estado de ánimo de curiosidad, de búsqueda permanente, de ganas de admirar y reconocer cosas que merecen nuestra atención. Luego vendrá el “estar consciente”, que implica darte cuenta de la necesidad de profundizar, de buscar y establecer pautas que te permitan comprender e integrar tus emociones, pensamientos, necesidades y experiencias.
Al final, “estar despierto” supondrá vivir cada momento sabiendo quién eres tú mismo, qué necesitas o te gustaría conseguir para alcanzar el siguiente hito, habiendo establecido, con la mayor claridad posible, una escala de valores que te permita ser consciente de tu propia esencia interior y percibir y respetar la de los demás.
Como dice Anthony de Mello en su libro Auto liberación interior, “estar despierto supone alcanzar un estado en que tú eres el que ha cambiado para entrar en la realidad y ahora lo ves todo claro”.
2. Averigua qué es lo que deseas realmente.
Hablamos de deseos de verdad, de esos por los que estamos dispuestos a pelear y a poner mucha energía para conseguirlos. Algo bastante diferente de las románticas listas de deseos que casi todos hemos hecho en pareja. Soñar es maravilloso y necesario, pero cuando vamos a dedicar esfuerzos y energía para conseguir algo que realmente anhelamos, vale la pena pararse antes un instante y tener claro qué es lo que estamos pretendiendo conseguir. Mejor aún, qué es lo que vamos a conseguir.
3. Pregúntate cómo te sentirás al tenerlo.
sentirse feliz
De acuerdo; quieres eso que tiene nombre y apellidos. En realidad, ¿lo quieres de verdad? Para averiguarlo, has de bucear en tu interior.
Lo bueno de todo esto si lo tienes claro, es que, en realidad, importa poco lo difícil que sea tu objetivo. Viktor Frankl en su libro “El hombre en busca de sentido”, nos recuerda la importancia de nuestra voluntad. De este modo, cuando decides luchar por algo, tienes que saber que lo lógico es que lo consigas. Por eso es bueno que tengas claro qué va a pasar y cómo te sentirás cuando lo logres.
Lo más importante de todos estos razonamientos es la felicidad. ¿Te has planteado conseguir un objetivo que te ayude a ser realmente más feliz?
4. Valora las consecuencias que tendrá en los demás.
Deberían importarte poco la envidia y el qué dirán, pero sí deberías tener en cuenta si otros se van a sentir perjudicados por tu éxito. Se trata de conseguir más, pero no a costa de los demás. Nuestra libertad acaba donde empieza la de nuestro vecino. Además, hay tanta gente estupenda a nuestro lado…
Si tienes un minuto, intenta pero siempre de corazón, sonreírles. Lo bueno de la mayoría de las cosas importantes de verdad (como esta) es que, además, cuanto más das, más tienes tú. ¡Un auténtico negociazo! Te lo recomiendo.
5. Crea una metodología que sea adecuada
En realidad esta es la parte fácil, por lo menos para los ingenieros, gente a la que nos gustan los métodos y las recetas. Hay muchas metodologías para ayudarte a alcanzar tus objetivos. Por su sencillez y contundencia, quizá la más recomendable sea la GROW, cuyas siglas hacen referencia a los cuatro pasos de la sistemática en la que se fundamenta: Goal (meta u objetivo); Reality (realidad actual en la que uno se encuentra, el mundo en el que ahora nos movemos); Options (analizar las diferentes opciones que se nos presentan para alcanzar el objetivo deseado), y Wrapup o Will (conclusión y fuerza de voluntad). Aquí en esta última etapa es donde se define el plan de acción para alcanzar el objetivo, concretando cómo actuar para superar los obstáculos que normalmente se presentarán por el camino.
6. Identificar lo que puede oponerse
Tiene bastante que ver con la R del método GROW.
Del mismo modo que es bueno pensar en los demás para respetarlos, es igualmente importante pensar en los demás para no dejarnos avasallar ni dejar que pisoteen nuestros derechos. Hablo de los nuestros derechos asertivos.
Dos breves reflexiones al respecto: una, que a veces nuestro principal enemigo y limitador somos nosotros mismos, negándonos el derecho a conseguir lo que anhelamos, y dos, que a veces el enemigo tampoco son los demás, sino nuestra imagen de los demás, que nos mueve a imaginarlos más malos o más amenazadores de lo que verdaderamente son. Esta creencia errónea nos va a limitar y a restar energías para nuestro propósito. Si tienes un rato, dale un repasito a las Creencias erróneas que hicieron famoso (y con razón) al doctor Albert Ellis.
7. Céntrate y concéntrate para la acción
dejar la tristeza
Céntrate en lo que debes hacer, ser práctico, ir al grano y evitar rodeos, pérdidas de tiempo y de energía. ¡Qué de cosas todas a la vez!
En realidad el mensaje es tan simple como contundente: si te pones, te pones. Eliminas distracciones, te dejas de tonterías. Si quieres que te diga cosas concretas al respecto, te puedo dar algunas pistas:
* Céntrate en lo que debes hacer. Hay herramientas que te ayudarán, como los círculos de preocupación y de influencia o el hecho consciente de centrarte en lo que es productivo. Es muy importante saber simplificar, la cual constituye una auténtica herramienta, que consiste en priorizar y crear nuevos hábitos o adoptar rutinas facilitadoras.
* Concéntrate para la acción. Para ayudarte a adoptar este hábito puedes disponer de distintos ejercicios prácticos, como el hecho de enfocarte para la tarea (focalizar) o la técnica de despejar un espacio.
* Organiza tu tiempo. Para no extendernos, citaré solamente algunas consideraciones al respecto. La primera es la conveniencia de que hagas algún tipo de ejercicio sobre la distribución real del tiempo que tienes disponible. La segunda, hacerte consciente del tiempo que perdemos por ir dejando las cosas para después y no abordarlas en su momento. Así se consigue evitar eso que suena tan mal y que ahora llaman procrastinar, que es una palabra castellana que viene en el Diccionario de la Real Academia y que significa diferir o aplazar.
8. Confía en ti y en tus capacidades
Después de la parte metodológica, es importante volver a lo que más importa: tú.
Hemos hablado de alcanzar objetivos que nos permitan ser más felices. En el fondo todo va de esto mismo, de luchar por ser feliz cada día y en cada acto de nuestra vida.
La base que ha de sustentar nuestra felicidad como personas empieza por creer en uno mismo. Para creer en uno mismo se precisan tres requisitos: autoconocimiento, autoaceptación y autoestima.
Los dos primeros requieren una buena dosis de trabajo personal de análisis, reflexión, observación y madurez. Ambos son uno de los dos componentes clave de la inteligencia emocional. Pero ¿y la autoestima? Aunque alguno pueda no creerlo, quererse no es fácil. Quererse uno mismo no excluye querer a los demás. Entiendo y acepto que hay que amar al prójimo como a uno mismo, pero ¿te amas tú a ti mismo? ¿te cuidas? Honestamente, aun sin conocerte personalmente, creo que deberías quererte y cuidarte. La razón, si es que la necesitaras, es simple: la tienes en un eslogan publicitario que ahora oímos cada día: “porque te lo mereces y lo sabes”.
9. Que nada te desaliente
Cuando te pones, te pones, y nada salvo tú mismo podrá pararte. Te recomiendo que no desfallezcas en tu intento de ser mejor y de ser más feliz, porque te lo mereces y lo sabes.
Te cuento mi propia experiencia. Hace más de veinte años acepté un magnífico trabajo. Me consideraba muy valioso (¡me lo merecía!). Lo malo es que al poco de incorporarme me di cuenta de mis propias limitaciones, que eran más de las que yo mismo conocía, sobre todo al ser consciente de la extraordinaria valía de mis colegas. Estaba muy agobiado y la situación de estrés me desencadenó una terrible contractura muscular en el cuello.
Mi remedio fue un mantra que me repetía constantemente: “No podrán conmigo”. Por eso decidí luchar y me marqué el objetivo de mejorar muchas de mis habilidades para ser tan competitivo y tan eficiente como ellos sin autohumillarme.
Quizá no he sabido explicar que en mi exabrupto solo había admiración hacia mis colegas. Admiración sincera, además de bastante frustración y rabia por mi incapacidad, pero yo no quería resignarme en mi sentida impotencia. La clave estaba en no rendirse y no autoflagelarse, sino identificar con claridad el objetivo e ir a por él sin desfallecer.
Para mí fue mano de santo, y hoy, años y empresas después, sigo teniendo una magnífica relación profesional con muchos de ellos. Ojalá pueda ser de utilidad para ti también algo de mi propia experiencia.
10.Ten siempre un plan B
Por si las cosas se ponen feas o algo se tuerce. Si lo tienes claro y te pones con decisión, tu objetivo lo vas a conseguir. Como dice Richard Bach en El puente hacia el infinito:
“Puedes conseguir cualquier objetivo que te propongas, pero, eso sí, habrás de pagar el precio porque casi nada es gratis”.
Al respecto, tengo dos observaciones: una, que tú puedes, y dos, que si se diera el caso improbable y desgraciado de que los elementos se pongan en tu contra, sencillamente, tengas preparado un plan alternativo.
En ese caso, mi primer consejo sería que lo asimiles y lo llores (el duelo, ya sabes), que no te rindas y que después de secarte las lágrimas, salgas sonriendo para que, de haber tenido noticia de tus dificultades, tus amigos se alegren por tu actitud y tus enemigos se fastidien porque, tú lo sabes, la verdad es que puedes conseguir todo aquello que te propongas. Así que ¡a por ello!
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