¿Por qué hay personas a las que este hecho les afecta tanto? La respuesta es sencilla, por la creencia irracional de que para ser felices necesitan a alguien a su lado, o mejor dicho, a ese alguien en concreto con el que estaban.
Esa necesidad es completamente inventada, nadie necesita a nadie para ser feliz, basta con fijarnos en la multitud de personas que sin pareja son muy felices y en todas aquellas que teniéndola no lo son.
No es preciso encontrar, al contrario de lo que mucha gente cree, una media naranja para ser feliz, porque TODOS, absolutamente TODOS somos una naranja entera, ya tenemos todo lo que necesitamos para estar bien. La única diferencia entre los que creen que sin una pareja siempre serán unos desgraciados y los que piensan que pueden estar fenomenal solos o en pareja, es que los primeros lo consideran una necesidad.
Desear tener pareja es algo fantástico, de hecho es una de las principales fuentes de gratificación de cualquier ser humano, pero “desear” no “necesitar”. Si deseo y no lo consigo, no pasará nada, pero si necesito y no lo tengo, seré un infeliz toda mi vida.
Cuando condicionamos nuestra felicidad a tener una pareja, si no la tenemos no seremos felices, pero paradójicamente, cuando la tengamos tampoco, porque los celos, que surgirán por miedo al abandono, nos impedirán disfrutar de la relación.
Por otro lado, cuando depositamos en el otro la responsabilidad de hacernos felices vamos a exigirle un montón de cosas: más atención y comprensión, sexo más frecuente, constantes muestras de cariño… Si exigimos a nuestra la pareja, ésta hará lo propio con nosotros y al final la espiral de exigencias terminará arruinando la relación. En cambio, si estamos bien solos, cuando tengamos pareja, valoraremos todo lo bueno que pueda aportarnos, pero no exigiremos, puesto que ya poseemos todo para estar bien.
La sociedad exalta el amor dependiente, creemos que si amamos de manera obsesiva y neurótica, amamos más intensamente, cuando en realidad esta forma de amar enfermiza solo nos conduce al sufrimiento y a la depresión. Lo sano es amar en libertad y sin exigencias ni miedos, pero esto solo es posible si estamos convencidos de que no necesitamos el amor sentimental para sentirnos bien y gozar de la vida.
Un buen ejemplo de amor racional es el personaje que interpreta Ethan Hawke en la divertida película “Antes del anochecer”. En una de las escenas, Julie Delpy, que encarna el papel de esposa de Ethan Hawke, le pregunta qué cambiaría de ella, y él responde que lo que cambiaría de ella es esa manía de querer cambiarle a él.