La vida está marcada por
etapas. La tristeza podría quedar explicada de una forma metafórica por el color negro o el gris. Por el contrario, el color blanco es símbolo de alegría, de luz y de claridad. En ocasiones, esa luz surge de una forma natural por causas externas, así sucede cuando todo fluye según lo esperado. Pero en otros muchos momentos, somos nosotros los que tenemos que
esforzarnos por proyectar esta luz. ¿Cómo poner un poco de luz a tu vida?
Empieza por lo más básico
Existen detalles que aunque puedan parecer
superficiales ayudan a crear un entorno agradable a nivel emocional. Por ello, evita vestir de color negro cuando tienes un mal día, por mucho que quieras pasar desapercibido. Elige un
color más alegre.
Del mismo modo, también puedes poner algún elemento
decorativo en tu casa que anime tu habitación o el salón. Refuerza el poder de tus sentidos. Disfruta de algún placer que alimente tu apetito. Puedes regalarte una colonia nueva. Darte un baño
relajante. Disfrutar de las vistas de un paisaje. O dar un abrazo a tu madre. Ama, siente y vive.
Música
La
música también sirve para poner un poco de color a la vida gracias a una banda sonora alegre y divertida. Imagina que tú eres el protagonista de una película. ¿Qué canción te gustaría escuchar de fondo en los momentos más destacados de la trama? Elige si la melodía que quieres que suene en tu vida sea triste o alegre, porque ser
feliz también es una decisión.
Cultiva el optimismo
Cultiva el optimismo de creer que todo es posible de
entrada y tienes que darte la oportunidad de comprobarlo por ti mismo. “La vida es bella” puede ser un buen lema para vivir cada día con un sentido. La belleza, en realidad, comienza por ti
mismo porque eres un ser de una grandeza inmensa.
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