Has asumido que
hay cosas que no puedes cambiar: tus genes, tus padres, el tiempo que hace, los chismes que esparce el vecino, etc. Poco puedes hacer al respecto.
Pero la lista de cosas que no puedes cambiar no es tan larga. Evita meter en ella asuntos que tú das por inmutables y totalmente incontrolables. Porque muchos de ellos
sí se pueden cambiar.
Pensemos en esas personas que no quieren cambiar por las “ventajas” que obtienen siendo como son o porque están
convencidas de que no pueden cambiar.
¿Para qué van a intentarlo? Si están convencidas de que su esfuerzo no servirá de nada, es difícil que se muevan.
Esa convicción es muy limitante. Te priva de la libertad de elegir cómo quieres ser y qué vida quieres construir. Y también de la responsabilidad de hacerlo. Porque tú (y sólo tú) eres la persona responsable de dirigir tu vida.
Ya lo has hecho
No estás atado a una forma de ser inmutable. A lo largo de los años, has comprobado que puedes cambiar muchas cosas: Has aprendido, has alcanzado metas, has cambiado aspectos de tu vida que no te gustaban y
has resuelto problemas, fáciles y difíciles.
En otras ocasiones, has fracasado y te has dejado asuntos a medias. (Vamos, como nos ha pasado a la mayoría.)
El caso es que ya has vivido experiencias como para saber de primera mano que, muchas veces, has querido cambiar algo difícil y
sí has podido.
Busca la manera
En adelante, inspírate en esas veces en las que tú has dirigido tu vida hacia donde tú querías. Cambiar no es nuevo para ti.
Y, si te has pasado la vida a merced de las circunstancias y dejando que otros decidan en tu lugar, prueba a hacer un pequeño cambio por ti y para ti. Comprobarás que
sí puedes elegir.
De acuerdo. Hay cambios que son muy difíciles. Vamos a pensar, por ejemplo, en una persona que quiere ponerse en forma, pero siente que no puede hacerlo.
Cree que su estado físico no puede cambiar debido a sus genes, su edad, sus problemas de movilidad, su trabajo sedentario u otras razones.
La mayoría de esos factores NO se pueden cambiar. Pero la persona sí puede abordar el cambio aplicando otras medidas: cambiar sus hábitos alimenticios e introducir ciertas actividades físicas en su día a día, por ejemplo.
Lo importante es querer cambiar y atreverse a hacerlo. Problemas nunca faltan. Opciones para mejorar una situación, tampoco, aunque sean difíciles de encontrar y difíciles de llevar a la práctica.
A modo de sugerencia-resumen: Si quieres cambiar una situación con la que no estás a gusto, busca esas opciones y ponte manos a la obra.
Siente que tú sí puedes. Verás que, efectivamente, tienes más margen de acción del que te parece.