Creer en ti no es tan difícil. Y es, al mismo tiempo, una herramienta poderosísima. No sirve, sin embargo, que te convenzas de lo bueno y efectivo y amable y solidario que eres con tan sólo palabras huecas, vacías. No sirve. Porque tú sabes. Podrás engañar a algunos, a muchos, a todos, pero no a ti. ¿Cómo lo haces? Ya te dije, no es difícil. Te propones un objetivo pequeñito en algo que de verdad te importe. Y trabajas para llevarlo a cabo. Como era pequeñito, lo conseguirás. Y eso, lo quieras o no, generará confianza en ti mismo, seguridad para proponerte un objetivo un poquito, apenas, más complicado. Con el impulso que te ha dado el primer logro, y ya que se sigue tratando de algo que de verdad te importa, volverás a conseguirlo. Ahora sólo se trata de repetir el proceso una cantidad suficiente de veces. Suficiente como para que, súbitamente y casi sin darte cuenta, tu seguridad interior, tu autoestima, tu confianza en ti mismo, sean tan grandes y tan fuertes que no necesitarás ya ejercicio alguno… salvo el de seguir manteniendo la misma humildad y el mismo bajo perfil que tenías cuando “no te lo creías”.
Gabriel Sandler