Cuando estoy consciente, puedo disfrutar plenamente del momento actual. Mis pensamientos no están fijos en el pasado ni se proyectan hacia el futuro. No permito que la vida se me vaya de las manos. Me mantengo presente y elijo conscientemente.
Si me encuentro esperando en una fila o detenido en el tráfico, evito frustrarme. En vez de ello, elijo traer gozo al momento. Hago una pausa y doy gracias. Siento aprecio y estoy consciente de cómo el Espíritu divino respira en mí y por medio de mí. Al permanecer consciente, mi mente es clara y puedo percibir la guía interna. No me aferro a la duda, la preocupación o la frustración. Creo la vida que deseo momento a momento.
Dios se acuerda de nosotros y nos llena de bendiciones. —Salmo 115:12 (Versión Popular)