Aún no ha salido el sol cuando comienza a sonar la alarma más fastidiosa de todas: La que te avisa de que has de abandonar el calor placentero de las mantas para salir al mundo a hacer lo tuyo.
Todos duermen. Y tú, el héroe o heroína de esta historia, se dispone a realizar su primera gran gesta del día: ¡Salir de la cama!
Si te parece, quitémosle un poco de drama y sufrimiento al tema. A ver si, con alguna de estas ideas, se te hace más llevadero el madrugón.
1. Antes de acostarte, prepara el despertar
Por la noche, antes de aterrizar en el mundo de los sueños, piensa en una cuestión:
¿Qué te impulsará a levantarte al día siguiente?¿Es tu trabajo? ¿Una reunión con los amigos? ¿Un partido de fútbol muy emocionante? ¿Una comida que vayas a preparar?
Es mucho más fácil salir de la cama cuando tienes buenos
planes para el día.
Si no le encuentras alicientes a pasar un día más en este mundo o crees que el día siguiente va a ser igual de previsible que el que pasó, tranquilo. Puedes plantearte introducir nuevas experiencias o
hobbies en tu vida. Anda que no hay…
2. Piensa cuando ya estés fuera del dormitorio
Cuando suena la alarma no es el momento de pensar. Porque el cuerpo está muy a gustito debajo de las cobijas y, sobra decirlo, deseando que le des una pequeña excusa para seguir ahí.
Nada. No pienses. Ni tan siquiera le concedas esos
cinco minutos más en la cama, que al final se convierten en media hora.
Conecta el piloto automático y escucha a tu mente ya que has salido de la cama.
3. Pon calor en los primeros minutos de la mañana
Los primeros instantes tras abandonar la cama son los más temidos, los más duros. Una cruel tortura si, para colmo, hace frío y no tienes calefacción.
Por tanto, deja preparados por la noche un par de buenos calcetines, la bata, la cafetera lista para inundar la casa con su aroma, etc.
Piensa que, una vez
pasados los primeros minutos fuera de la cama, tienes la batalla ganada. Buena razón para darle más calor a la mañana arengándote a ti mismo: ¡Bien! ¡Lo conseguí!
Y anímate más aún con los planes que hiciste para este día. Al menos, hay una actividad o dos por las que vale la pena la heroicidad de
levantarse temprano, enfrentándose al frío y al castañeteo de dientes.
Lamentablemente, ninguna de estas ideas va a ahorrarte esos primeros instantes incómodos del despertar. Quizás te sirvan de poco.
No obstante, cuando más practiques y persistas en este hábito, más llevadero se hará el madrugón. Esto, por varios motivos:
- Porque se hace costumbre.
- Porque exploras las ideas que funcionan para ti a la hora de reducir la incomodidad de levantarse de la cama cuando menos ganas tienes.
- Y porque, previsiblemente, dedicarás ese tiempo extra de la mañana en avanzar en algún área. Avance que se irá notando y que te animará a seguir madrugando como todo un héroe.
http://tusbuenosmomentos.com/2014/11/levantarte-manana-fria/