Me divorcié de los sueños rotos y las esperanzas vacías,
De las ilusiones sin sentido y de las metas dormidas.
Me voy junto a las mariposas a mundos coloridos,
A oler los jazmines y las rosas, húmedos de rocío.
Me llevo las letras, las plumas y mis libretas descocidas,
A construir mensajes en silencio y susurrarlos al oído,
A los de corazones solitarios, a los que el tiempo olvidó.
A los cautivos en quimeras que el viento se llevó.
A los de las manos vacías por que fueron despojados,
A los que desertaron antes de iniciar la guerra.
A los que el otoño les llegó sin avisar, diligente.
Y a los que cambiaron el corazón por la indiferencia.
Hoy me caso con la vida, esa que me abraza cada mañana,
La que me devuelve los sueños y me llena de esperanzas.
Parto junto a ella en mi viaje junto a las mariposas,
A conocer nuevos mundos, a oler los jazmines y las rosas.
Cada mañana es un nuevo comienzo, una nueva oportunidad para vivir y escribir un nuevo capítulo. De liberar las cadenas que te unen al pasado. De soltar los apegos, tanto a los apegos emocionales como los materiales. A perdonar y a liberar.
Un amigo me decía que hay que ser como el agua que fluye y se adapta a cualquier forma o circunstancia; que es libre y siempre está en movimiento, que es trasparente y se renueva con cada cambio.
Así debe ser cada despertar, cada momento de nuestra vida. Levantar el corazón al Universo y dar gracias primeramente por estar vivos, llenos de salud y si no la tenemos en ese momento, igual dar gracias, por tener una oportunidad para aprender, crecer y fortalecernos con cada experiencia. Agradecer es un gesto de humildad y de bondad por los favores recibidos, bien sea de parte de alguna persona, por una situación que estemos enfrentando (positiva o negativa), a Dios, a la vida, por la familia que tenemos, sea cual sea nuestra posición, es de nobles agradecer.
Perdona! Ser agradecidos implica perdonar y pedir perdón. A veces nos cegamos inconscientemente ante los errores cometidos por nosotros mismos y por los demás; nuestro "ego" nos domina y no nos permite ver que cometemos errores como seres humanos y no somos perfectos. Perdonar nos hace libre de las cadenas del egoísmo y la envidia, es permitirnos y permitir una nueva coyuntura para encontrar la paz y la felicidad dentro de nosotros mismos. Por muy fuerte que sea la ofensa, es liberador soltar esa energía que se va acumulando en nuestro cuerpo y terminamos siendo cautivos emocionales del rencor y el odio; y, como sabemos "la energía no se destruye, se transforma". Por tanto esa energía negativa al final se convierte en enfermedades físicas, depresión, amargura, sentimientos de minusvalía, baja autoestima, resentimientos, entre otros.
"Ama a tu prójimo como a ti mismo". Una maravillosa enseñanza filosófica (uso el termino filosófico para no cerrarme en un solo pensamiento religioso o metafísico) y que debemos tenerla siempre presente en esa búsqueda de la felicidad y paz interior. Cuando nos amamos y nos sentimos bien, mantenemos una relación positiva con los demás; somos capaces de entender y ser empáticos ante el otro. Sobre todo estamos mas abiertos a escuchar, apoyar y razonar desde una óptica imparcial, sin emitir juicios que pueden dañar o empeorar la situación de manera irreversible. Amarnos implica aceptación, sentirnos que tenemos un lugar en este plano, mantenemos una visión positiva ante cualquier situación, tener respeto por nuestras emociones y por los demás. Vemos en cada uno de nuestros semejantes nuestro propio reflejo, resaltando siempre lo positivo y sus fortalezas. Como expone el Dr. Thomas Harris: "Yo estoy bien, tu estás bien".
Reflexionando un poco, en cualquier postura filosófica, bien sea religiosa o metafísica, se mantiene el mismo principio: PERDÓN, GRACIAS, ME AMO Y TE AMO. Cada día es un nuevo comienzo como expuse al inicio y HOY es un "NUEVO DÍA PARA COMENZAR" ....