Existen personas que nos debilitan con su carga negativa; la autoestima y los sentimientos positivos son el antídoto para combatirlos.
La mente tiende a ser quejosa. Todo el tiempo reclama, exige y culpa al otro de su propia frustración. En algunos casos, cuando una persona vive en un estado muy negativo, siente la necesidad de alimentarse de la energía de los demás. Son los llamados vampiros emocionales, y seguramente todos nos hemos encontrado alguno.
¿Cómo actúan estos vampiros?
A través de su presencia, sus palabras y sus actitudes. Son personas malhumoradas y dependientes. Piden ayuda, aunque se niegan a recibirla, y se ponen en posición de víctima porque buscan consuelo.
Es cierto que cada uno tiene aspectos negativos, pero quienes absorben energía de otros viven en un constante clima pesimista. Es más, en algunos casos extremos hay quienes se esmeran en destruir la estima de los que se muestran con buen ánimo.
Otra de las características de los vampiros emocionales es que no escuchan. Ellos sólo quieren contarnos sus problemas y si les ofrecemos una posible solución, no será tenida en cuenta ni escuchada. Es probable que respondan: “Sí, pero” y cuando alguien dice “pero” es porque anuló todo lo dicho anteriormente. Eso significa que no quieren resolver, sólo desean trasladar su carga.
Cualquier relación afectiva, y la vida misma, tiene luces y sombras. Sólo es posible crecer cuando nos escuchamos mutuamente.
Los vampiros nos debilitan y, por eso, cuando nos encontramos con uno es necesario dar un paso al costado para evaluar si vale la pena seguir adelante con ese vínculo.
Es posible que algunas veces nosotros actuemos como vampiros. ¿Cómo podemos darnos cuenta?: cuando quienes nos escuchan no están presentes en la conversación, bostezan o miran erráticamente. Son signos de que es momento de finalizar la charla y de recordar que los demás no tienen que ser la bolsa de residuos de nuestros problemas.
Un vampiro emocional no siempre se da cuenta de que hace daño. En realidad, reproduce el maltrato, el menosprecio y la descalificación que recibió.
La buena noticia es que existen maneras de liberarnos de las energías negativas: practicar deporte, caminar, bailar, cantar, estar en contacto con la naturaleza.
Para no quedar atrapados por los vampiros emocionales tenemos que estar atentos a nuestras propias sensaciones. Tomar conciencia de que estamos frente a una persona que está volcando su negatividad sobre nosotros es la mejor defensa. Al darnos cuenta de esto, podemos adoptar una posición de observación y escuchar sin identificarnos. Para mantener una vida saludable, es fundamental cuidar el campo energético. Las claves para lograrlo son la alimentación sana y equilibrada, cultivar pensamientos y sentimientos positivos, vivir en un ambiente armónico, practicar el silencio interno por algunos minutos cada día y meditar.
¡Es tan importante elegir relacionarnos con personas entusiastas, creativas y optimistas! No tenemos que ser indiferentes con los demás, pero debemos aprender a poner límites para no cargarnos de mala energía, que puede afectar nuestra salud. Confiemos en nuestra intuición y, si percibimos que alguien nos habla sólo de sus asuntos negativos, derivemos la conversación hacia algo positivo que se nos ocurra en el momento. Y si la persona insiste en descargar su negatividad en nosotros, no está mal tomar cierta distancia. No les demos a los demás el poder de volcarnos su frustración, sus carencias y su baja autoestima. Extendamos la mano para ayudar a quienes necesitan superar un problema, sin enredarnos en emociones negativas.
Tenemos que saber poner límites a los vampiros emocionales y dejarles muy claro cómo queremos ser tratados.
Por Claudio María Domínguez |