El amor sin reciprocidad puede tornarse en tortura. El amor, exige reciprocidad, de otro modo, se torna en algo distinto a una relación amorosa.
El filósofo chino Lao Tsé, decía que "Amar profundamente a alguien nos da fuerza. Sentirse amado profundamente por alguien nos da valor". El amor correspondido le otorga un valor agregado a la vida.
Pareja y reciprocidad en el amor
El concepto "pareja" alude a un hecho que a veces pasamos por alto, para ser pareja se necesita un par que sea equitativo. Si uno de la pareja recibe menos de lo que da, eso no es parejo, es disparejo, por lo tanto, la relación se torna en tóxica. Una pareja necesita dar y recibir en la misma medida que otorga, de otro modo, la relación se vuelve cansadora, especialmente para que el que da sin recibir. Como diría el psicólogo Walter Riso: "Es imposible convivir sanamente sin un equilibrio entre el “dar” y el “recibir”.
Sin embargo, no es sólo dar para recibir, porque eso convierte la relación en dependiente, es dar, sabiendo que en el amor verdadero habrá reciprocidad.
Cuando una pareja no vive el amor de manera recíproca entonces, la emoción y el sentimiento se marchita. Para que el amor sea verdaderamente amor necesita ser correspondido, ese es el factor que le da solidez y permanencia al amor.
Efectos del amor no correspondido
Hay dos facetas en el amor correspondido. Uno donde existe una pareja formada y uno de ellos ama con mayor intensidad y compromiso que el otro. El otro ángulo tiene que ver con personas que aman, sin formar una pareja, pero no reciben el mismo amor a cambio. Son dos aspectos diferentes.
En el caso del amor no correspondido dentro de una pareja, el mayor problema es entender que el amor es fruto siempre de la voluntad, no se puede forzar ni exigir, se otorga como un darse a sí mismo como un acto de entrega generosa, simplemente, porque se elige hacerlo. Por lo tanto, cuando se recibe amor y no se da lo mismo a cambio, eso es evidencia ni más ni menos que no se ama. Lo cual debería ser una señal clara de que la persona que está amando está dando lo que no va a recibir a cambio, porque el amor, por esencia, no se puede exigir.
Cuando no hay amor correspondido, es momento de analizar si vale la pena o no invertir en una relación que no produce los frutos deseados. Porque de no haber una actitud diferente, el que ama sin ser amado, se arriesga a mendigar amor (lo que es degradante) o comenzar a albergar emociones tóxicas que terminan enfermando.
El amor correspondido es evidencia y debería hacer que las personas que aman sin ser amadas hicieran un análisis introspectivo de la relación.
Libertad y amor correspondido
El amor es un acto libre, soberano, individual, íntimo e intransferible. No se puede exigir ni coaccionar. El amor es fruto de la voluntad, por lo tanto, se da o no se da. El amor no es conquista.
En dicho contexto, es preciso entender que la libertad humana es un derecho básico, como tal, ninguna persona está obligada a amar a quien no quiere. Se elige amar como una acción nacida en la propia individualidad.
Dicho así entonces, el amor correspondido o no correspondido, también es fruto de la libertad y como tal debe ser respetado. El hombre contemporáneo se ha acostumbrado a una mirada telenovelesca del amor, con un cariz de drama y aventura. Eso está bien para otro ámbito, el del cine y la imaginación televisiva. En la realidad, el amor es menos dramático y más coherente con las decisiones que constituyen nuestra vida.
Amor y correspondencia
Los seres humanos, por constitución biológica y emocional, necesitan amar y ser amados. No es tangencial dicha necesidad, es constitutiva y fundamental. Una persona que no es amada sufrirá consecuencias dramáticas en su vida, que no sólo se vivirán con efectos psicosomáticos, sino que tendrá más tendencia a la depresión y problemas emocionales. El amor no sólo es un agente de cambio, también es protector de la salud mental y física de las personas.
Por esa razón, es preciso desdramatizar el amor y vivirlo de manera más auténtica y real. Si amo sin ser amado, no se debe actuar como si el mundo se hubiera acabado, eso no es sano y produce finalmente una vivencia del amor adolescente e infantil. Si se ama sin ser amado, es necesario buscar otra relación, emocionalmente sana, porque amar insistentemente sabiendo que no habrá reciprocidad, torna a cualquier relación en tóxica.
Como diría el escritor argentino Jorge Luis Borges: "El amor exige continuos milagros y reciprocidad". Si no es así, resulta ser algo diferente al amor.
Fuente: suite101.net