Una de las sensaciones incómodas que tiene una persona con preocupaciones es que siente que no puede dejar de pensar en aquello que le inquieta como si una fuerza superior a sí misma le arrastrara hacia una corriente de negatividad, inquietud y angustia. En realidad, dejarnos arrastrar por las preocupaciones o no hacerlo es una decisión personal que requiere del hábito de aprender a marcar distancia.
Formas de buscar tranquilidad
En días de este tipo, es cuando más tienes que evitar quedar con esas personas con las que mantienes un vínculo de puro compromiso pero que no te hacen sentir bien. Evita de forma especial, las compañías tóxicas. Por el contrario, puede ser muy saludable quedar con tu mejor amigo o hacerlo con alguien divertido. Te ayudará a reírte un rato.
Para desconectar de tus preocupaciones en primer lugar, tienes que evitar lo que no se debe hacer. No te quedes toda la tarde en casa dando vueltas a la situación aunque puede que lo que más te apetezca sea quedarte tumbado en el sofá. Ponte ropa cómoda y sal a pasear para cambiar de aires. Volverás a casa con otras perspectiva.
Cómo desconectar
Practica una afición que te guste y que te haga disfrutar porque aunque no podrás concentrarte al cien por cien, sí que podrás distraerte y relativizar tus asuntos personales al poner el foco de atención en algo que te agrada.
Para desconectar por un rato de tus preocupaciones puedes organizar planes de distinto tipo, por ejemplo, salir de compras para hacer los recados de la semana, darte un capricho a ti mismo y hacerte un regalo, andar en bicicleta, hacer sopas de letras, hacer una visita a una persona mayor que vive sola…
Las preocupaciones nos llevan a encerrarnos en nosotros mismos y a pensar solo en cómo nos sentimos. En cambio, tenemos que realizar el esfuerzo consciente de recordar que el mundo continúa.
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