Antonia Cabrera me hizo sonreír y llorar con este reportaje y con otros, donde describe como más “penosos” (que dan más lástima), a personas que no han pasado por pruebas como ésta.
Ella nos habla de dos actitudes fundamentales en la persona que vive la vida creciendo: aceptación y agradecimiento.
La vida nos plantea desafíos a todos. Algunos son más demandantes que otros. Más intensos. Pero todos se nos presentan como una oportunidad para crecer, para extraer lo máximo de nosotros, para enriquecernos, para ensancharnos internamente, para conocernos, para hallar nuestro lugar en el mundo, para aprender a servir ayudando a los demás.
A veces no podemos cambiar lo que estamos viviendo. Puede ser en relación con la salud propia o de uno de nuestros afectos, o con situaciones externas que nos desbordan y escapan a nuestro control. Podemos escoger el camino de la queja, del llanto, de la victimización, o podemos aceptar y dar lo mejor de nosotros para superarlo. El mundo está lleno de ejemplos al respecto. Basta con salir de nosotros, trascendernos y descubrir al otro que nos puede estar dando, sin saberlo, un toque para despertarnos. Aceptar no significa bajar los brazos. Aceptar es decirnos: “tengo esto enfrente, ¿cómo lo supero?”. Requerirá que demos todo de nosotros y nos entreguemos a la tarea, con coraje, mirando hacia adelante. El pasado allí está, no podemos cambiarlo. Podemos cambiar nuestra visión sobre él.
Cada día y a cada instante tenemos motivos para agradecer, para sentir internamente agradecimiento. Y no solo por lo “bueno” que nos pasa. No. Lo interesante es descubrir que podemos agradecer de aquello “malo” que vivimos, capitalizando cada experiencia, enfrentándola sin lástima. Algo que nos parece insuperable, en perspectiva, y con nuestro trabajo, se transforma en una lección de vida. Al haberla vivido sin la carga de negatividad, queda registrada como un hecho, no como una herida.
Es muy importante también, enfocarse en el presente. Como nos dice Eckhart Tolle, en “El Poder del Ahora”: “Lo esencial es tu presencia consciente. Eso es lo que disuelve el pasado, el agente transformador. Por tanto, no trates de entender el pasado, sino de estar todo lo presente que puedas”. (Las negritas son mías).
Si nos vemos como participantes, actores y autores de esta experiencia vital, entendiendo nuestra individualidad, pero aceptando que no somos privilegiados y que estamos sujetos a eventos que nos pueden ocurrir también a nosotros, estaremos usando la llave para abrir la puerta hacia una vida plena, rica. Como dijo Tony de Mello: “Dejaos llevar por la corriente de la vida….Ligeros de Equipaje”.
Es sencillo. Con estos 8 tips para cada día, tu vida será menos complicada, a pesar de las circunstancias que vivas:
1.Al abrir los ojos, estírate lo más que puedas.
2.Toma contacto con tu respiración cuantas veces recuerdes durante el día.
3.Detente a revisar todo aquello que disfrutas y agradécelo.
4.No imagines la vida de otros. Vive la tuya.
5.No compares tu vida y tus experiencias con las de otros: ni en lo bueno ni en lo malo.
6.No te sientas víctima nunca. En ningún sentido.
7.Regrésate al presente cuantas veces detectes que estás mirando hacia atrás, o volando en los molinos de tu pensamiento, hacia el futuro.
8.Insisto: vive el presente.
http://www.inspirulina.com/aceptacion-y-agradecimiento-claves-para-vivir-creciendo.html