Necesitas dejar de preocuparte por lo que piensen los demás de ti porque…
Estás dejando de ser tu mismo por querer ser el que tu crees que los demás quieren que seas
Te estás alejando de los demás por miedo a ser juzgado
Probablemente vives con muchos juicios hacia los demás que te alejan más de ellos
Te mantiene en un estado constante de alerta, protegiéndote de no salir mal visto
Descuidas tus necesidades por ocuparte más de las de los demás
Acumulas tus emociones, sobre todo el enojo, por estar pensando en cómo lo tomarán los demás
No te estás dando a conocer como realmente eres, ¿así cómo te van a amar?
La armadura que cargas para protegerte de sus opiniones es muy pesada y te está cansando
La máscara que te pones ante los demás sólo hace que tus relaciones no sean auténticas
Muy poco de lo que piensas que los demás piensan es verdad, por ende, la mayor parte del día estás viviendo en una mentira, te preocupas y estresas por mentiras que ni si quiera son verdad
Al hacerlo, no te das cuenta que eso que tienes miedo que piensen de ti, es por lo que tú mismo te juzgas; tu tienes la llave de tu propia liberación
Te estás perdiendo de oportunidades excelentes para conectar genuinamente con otro ser humano y experimentar la auténtica y plena satisfacción de esa conexión
Te vas olvidando cada vez más de quién eres, lo que opinas, lo que te gusta, lo que quieres hacer de tu vida… o simplemente te confundes por estar pensando en los intereses de los demás
Razones sobran, el punto es… ¿por qué te importa?
Te importa lo que piensen los demás de ti principalmente porque quieres dar una imagen, una impresión o la idea de que eres de tal forma (normalmente de una forma amable, agradable, buena onda, chévere).
Y… ¿para qué quieres dar esa impresión?
Fácil, para ser amado o aceptado, y evitar el sentirte rechazado o lastimado. Crees que al ser amado y aceptado por los demás evitas el dolor del rechazo, la crítica o la vergüenza.
Y la realidad es que… tú te estás rechazando y criticando a ti mismo, que tú te avergüenzas de ti. Pero claro… eso es tolerable, lo que no es tolerable es que los demás te hicieran eso ¿verdad?
¿Por qué sí nos juzgamos a nosotros pero hacemos hasta lo imposible para que los demás no nos juzguen? por qué sí nos criticamos y nos hablamos feo pero nos dedicamos a evitar que el otro lo haga? ¿por qué te lastima más lo que te hagan los demás que lo que te haces a ti mismo? mmm… sólo reflexionando.
Cada quien tiene una idea de “quien tiene que ser” para ser amado y aceptado
¿Cuales son tus creencias sobre quién tienes que ser para ser amado y aceptado? ¿cómo es, según tu, una persona que es amada y aceptada por los demás?
Porque dependiendo de esas creencias… es lo que te exiges a ti mismo ser, y mientras más lejano te sientas de ese ideal, o cuando cometas un error…o cuando se asome tu verdadero ser… te castigarás sintiéndote culpable o en peligro de perder ese amor y aceptación.
Es por eso que te sientes culpable cuando no eres buena onda, o cuando alguien se da cuenta que te enojaste. Es como si sintieras que no tienes el derecho de estar en desacuerdo con los demás, como si tuvieras siempre que mostrarte feliz y contento y agradando a los demás… y vivir así… yo te puedo decir… es muuuuuuy, pero muuuuy cansado.
Entonces revisa esas creencias, revisa quién te has hecho la idea que “tienes que ser” para ser amado y aceptado, y empieza por darte cuenta que esa idea es aprendida o inventada, y que "no tienes por qué seguir pretendiendo ser una persona que no eres, quien eres en realidad es mucho mejor de lo que te imaginas. "
Es mejor que te quieran por quien eres que por quién no
Cuando me cayó ese veinte, mi vida cambió. Me di cuenta que si bien los demás me querían y me aceptaban… en realidad no me conocían, y entonces… no me estaban aceptando realmente a mí. O sea, mi estrategia en realidad no estaba funcionando, en realidad los demás no me amaban a MI, sino a la imagen que yo daba de mi. Además de que me generaba mucho estrés y tensión tratar de mantener todo el teatro vivo.
Fue entonces que decidí poner a prueba si los demás realmente me amarían si me dejaba ver tal y como era… y me llevé la sorpresa que no sólo me seguían amando, sino que la relación mejoró.
Necesitas dejar de sentirte en peligro
Cada vez que sientes que puedes ser el o la causante de un conflicto, de tensión, de ser rechazado o no amado… te sientes en peligro. Y déjame decirte, que eso no te pone en peligro. No necesitas de la aprobación de los demás para ser feliz, necesitas de aprobarte tu a ti mismo, y ya después quien esté en tu misma sintonía, te aprobará, y podrás crear relaciones mas genuinas y auténticas, y sobre todo, más satisfactorias.
En el momento que te dejes de sentir en peligro si eres amado o aceptado por los demás o no… en ese momento te podrás relajar, y podrás ser quien eres en realidad, y podrás disfrutar de tu vida, y podrás ser libre. Dejarás de depender de los demás y tomarás tus propias decisiones, y entonces sí… ¿por qué habrías de sentir ansiedad en ese escenario?
La solución está en amarte a ti mismo
Entonces, quizás te suene trillado o aburrido, o quizás difícil de alcanzar… pero no lo es, necesitas volver a amarte y aceptarte a ti mismo, y para eso, necesitas observarte sin juicios o tapujos, necesitas ser totalmente honesto contigo mismo, en cuanto a tu forma de ser cuando te dejas ser como si nadie te viera… y a esa persona, la que eres en esencia, es a la que necesitas amar y necesitas dejar salir del clóset o guarida en la que la tienes.
¿Qué harías diferente si no te importara la aceptación de los demás?
Pregúntate esto la próxima vez que estés con alguien más, pregúntatelo cada mañana, cuando salgas caminando por la calle, cuando estés comiendo en un restaurant… ¿qué haría diferente ahorita si no me importara la aceptación de los demás?
Y pregúntatelo ante la vida en general, ¿qué harías con tu vida si no te importara la aceptación de los demás?
Y escribe las respuestas, para que empieces a hacer una por una, hasta que le des vuelta a ésta situación.
En conclusión
Te recomiendo mucho que trabajes en amarte y aceptarte a ti, en recordar quién eres en realidad y en dejarte ser esa persona, en empezar a hablar más sobre lo que sientes y piensas, en dejarte ver, olvidarte de la armadura y de la máscara que ya se convirtió en disfraz y atreverte a quedar vulnerable quizás… pero más fuerte que nunca, pues tendrás tu propia fortaleza, no la aprendida o distorsionada.
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