“La marihuana tiene un enorme e innegable potencial terapéutico”Cristina Sánchez lleva más de una década descifrando un secreto molecular que podría salvar millones de vidas. La hierba prohibida es ahora una gota química de esperanza, una promesa de lluvia para los campos de receptores que necesitan calmar su dolor.
En su laboratorio descubrieron que el THC, la principal sustancia psicotrópica de la marihuana, ordena un suicidio programado a las células cancerosas. Un haraquiri limpio, solo confirmado hasta el momento en ratones. Esta bióloga de la Universidad Complutense aparece como un cultivo de tranquilidad en un pasillo de la Facultad de Biología, custodiado por laboratorios y máquinas en perpetuo ciclo mecánico. Una paz empática recorre al interlocutor. Su rostro tiene un perfil ligeramente élfico.
La escuchas y puede que sea su voz o su discurso, o quizás los elfos, pero la relacionas con lo poco que sabes de ese compuesto cannábico llamadoanandamida, hermana humana del THC. La palabra proviene del sánscrito y significa ‘felicidad suprema’ o ‘portadora de paz’. Un endocannabinoide –sustancias gemelas a las que contiene la maría y que fabrica el organismo– encargado de regular el placer, inhibir el dolor y que fue descubierto por el químico Raphael Mechoulam.
En su razonamiento, el sentido común es sanador y proporciona un privilegiado asiento en este encendido debate de la marihuana, un campo de un potencial terapéutico enorme en el que España, gracias a equipos como el suyo, se ha aupado en el podio de la investigación. Le gustaría marcar una frontera telúrica entre la Cristina ciudadana y la científica. No quiere que la mística de la planta la imbuya. Le gustaría que habláramos de estos compuestos como de una lechuga. Pero hay algo de ananda en ella; transmite una cascada de ideas a ignotos receptores del hipocampo. Hablar con Cristina es un cannabis platónico.
¿Cómo supisteis que la marihuana tiene este gran potencial en la lucha contra el cáncer?
Fue un poco por azar. Nosotros estábamos trabajando en el estudio del efecto de los cannabinoides de la marihuana sobre el metabolismo energético de las células. Decidimos facilitarnos el trabajo y utilizar un modelo celular fácil y económico, como células tumorales, porque crecen sin control. Y al empezar a hacer los ensayos estas células se morían. Después de unos días de crisis intentando averiguar qué estábamos haciendo mal, nos dimos cuenta de que nos enfrentábamos a unos compuestos que mataban las células tumorales.
La apoptosis es el equivalente a un suicidio: las células ‘deciden’ eliminarse por el bien del organismo”
Descubristeis que el THC ordenaba un suicidio limpio…
Sí, se denomina apoptosis, muerte celular programada o muerte limpia. Es el equivalente a un suicidio: las células ‘deciden’ eliminarse por el bien del organismo…
¿Y todo gracias al THC?
En organismos sanos hay apoptosis. Por ejemplo, cuando una célula tiene un error en su ADN es un peligro potencial: si se duplica va a generar una progenie con defectos y eso es muy peligroso. Lo que hace el THC es ‘encender’ el programa de suicidio.
Por ahora solo tenéis evidencias preclínicas…
Efectivamente. Estamos muy ilusionados, creemos que podrían funcionar en humanos porque han funcionado muy bien en modelos basados en cultivos celulares y modelos animales. Merece la pena que estos compuestos se desarrollen.
¿De qué tipos de cáncer estamos hablando?
Las mayores evidencias que se han recogido son de modelos de glioblastoma, que es un tumor cerebral muy agresivo, y posiblemente en cáncer de mama. Sin embargo, en modelos de laboratorio cualquier tumor responde a los cannabinoides. Parece que las células tumorales tienen todas algo en común que las hace sensibles a este tipo de compuestos.
Este descubrimiento puede cambiar el paradigma. La quimio es muy agresiva.
Claro, la diferencia entre la quimioterapia y una terapia como esta es que la primera va destinada a cualquier célula que está en proliferación. En cambio con los cannabinoides la diana solo son las tumorales.
Lleváis más de un década estudiándolo y todavía no ha habido ensayo en humanos. ¿Tiene que ver con que se trate de una sustancia prohibida?
Eso complica las cosas. De hecho el principal hándicap cuando trasladamos nuestros resultados a la comunidad médica es el miedo, hasta cierto punto comprensible, que va asociado a los efectos psicotrópicos de la marihuana. Lo que proponemos es que podamos utilizar estas sustancias en combinación con los tratamientos estándar, y posiblemente mejorar así la terapia. Si además de eso estuviéramos potenciando algún efecto psicotrópico, yo no sé hasta qué punto eso sería malo. Si hablamos de pacientes que tienen alteraciones psiquiátricas yo no lo recomendaría. Pero para la inmensa mayoría no conllevaría efectos secundarios que yo pueda considerar negativos.
La marihuana es una droga muy consumida en la esfera lúdica.
Es una droga muy consumida y muy segura. No estamos hablando de cocaína, de heroína, de tabaco ni de alcohol si me apuras, que son muchísimo peores que la marihuana. Hay que poner las cosas en contexto, a lo mejor una cierta euforia o un tipo de efecto no tiene por qué ser malo en un paciente que tiene un tumor terminal. Por otro lado, hablamos de cannabinoides y la gente piensa en THC, pero la marihuana fabrica otro montón de compuestos. Uno de ellos es el cannabidiol (CBD) que no produce ningún efecto psicotrópico y se ha demostrado que también tiene efecto antitumoral.
Se ha descubierto que nuestro cuerpo genera unos compuestos análogos a los de la marihuana y que son muy valiosos.
Los organismos humanos y muchos animales tienen la capacidad de fabricar unos compuestos muy parecidos, que funcionan de la misma manera y solo se encuentran en la marihuana. Los endocannabinoides son los cannabinoides que fabrica el organismo.
¿Eso quiere decir que nuestro cuerpo fabrica sustancias ilícitas?
Para el organismo evidentemente no son sustancias prohibidas, sino útiles. Hoy sabemos que los endocannabinoides participan en el control de un montón de funciones cruciales.
¿Es un sistema de defensa?
Yo recogería una idea de la que habla mucho Raphael Mechoulam, que fue el primero en describir el THC. Lo que él propone es que el sistema endocannabinoide es algo parecido al sistema inmunológico en los organismos, pero en este caso protege de otro tipo de ‘insultos’, si me permites la palabra. Lo que sabemos es que el sistema endocannabinoide participa en la regulación fina de un montón de procesos biológicos.
Sin ellos estaríamos desnudos…
Estaríamos peor protegidos frente a estímulos tóxicos, por ejemplo, en el sistema nervioso central; y no seríamos capaces de regular finamente el movimiento. Participa en la reparación de huesos, en el dolor, etc. Es un sistema que trabaja muy discretamente en casi todas las funciones biológicas que te puedas imaginar…
Las funciones que se alteran cuando se consumen cannabinoides de la planta son, por ejemplo, el apetito
o la memoria
¿No resulta irónico que una sustancia gemela a la que fabrica la marihuana se encargue de proteger la memoria y el aprendizaje?
Tiene todo el sentido. El sistema endocannabinoide participa en la coordinación motora; si yo me fumo un porro estoy metiéndole al sistema mucho más cannabinoide del que necesita. Si consumo cannabinoides exogenamente estoy alterando el equilibrio. De hecho, las funciones que se ven alteradas cuando yo consumo cannabinoides de la planta son aquellas en las que está implicado el sistema endógeno como, por ejemplo, el apetito o la memoria.
¿Quiere decir que en el futuro podremos diseñar fármacos o incluso plantas que en vez de hacernos perder memoria nos ayuden a reforzarla?
Sería complicado. No veo muy bien cómo. Pero una cosa que te hace ver bien cómo tú puedes alterarlo desde fuera es un medicamento que estuvo en el mercado durante unos años para combatir la obesidad. Una empresa francesa creó una molécula que lo que hacía era inhibir los receptores de cannabinoides para eliminar la sensación de apetito. Los pacientes, efectivamente, perdían peso. Pero el sistema endocannabinoide está también implicado en regular el estado de ánimo. ¿Qué les pasaba a los pacientes que lo consumían? Tenían depresiones que los llevaban al suicidio.
¿Sería descabellado plantear que los consumidores regulares de marihuana podrían estar más protegidos?
No hay estudios. Como hipótesis no está mal. Pero no tenemos una respuesta a esa pregunta porque nadie ha hecho un estudio riguroso.
¿Quieres decir que la hipótesis no es tan descabellada?
La hipótesis no es descabellada, pero es como cuando me preguntan si esto quiere decir que el cannabis cura el cáncer. Pues no lo sé. Desde luego mis datos no te permiten afirmar eso. No tengo la respuesta a esa pregunta porque yo no he probado el cannabis en pacientes. Nadie lo ha probado de una manera controlada.
¿Y nadie ha estudiado si la incidencia del cáncer es menor en consumidores de maría?
Lo que pasa es que es muy difícil hacer un seguimiento de una población que se pueda definir como consumidores de marihuana, porque seguramente estarán además fumando tabaco, consumiendo alcohol… es complicado aislarlos. Hasta donde yo sé, no hay ningún estudio epidemiológico serio en el que se haya podido ver esto.
Los cannabinoides podrían ser antitumorales también en humanos
En caso de que sí protegieran, ¿qué sentido tendría?
Nosotros hemos visto que los cannabinoides son antitumorales en los modelos que hemos utilizado, y podrían serlo en humanos también. Entonces, si uno tiene su sistema endocannabinoide funcionando normalmente, más un extra del exterior, posiblemente las células tumorales no puedan proliferar. Pero esto es solo una hipótesis. Alguien puede construir otra teoría basada en que el exceso de una determinada cosa puede producir el efecto contrario.
Conocemos las propiedades terapéuticas de la marihuana desde hace milenios, pero, en cambio, fue prohibida.
Sí, la planta se conoce desde hace milenios y se ha utilizado con fines medicinales durante todo este tiempo. El problema surgió en los años cincuenta, cuando, no sé muy bien por qué motivos (desde luego, no médicos), la planta empezó a formar parte de listas en las que estaban incluidas sustancias que no tenían ningún beneficio terapéutico y un gran potencial adictivo, lo cual no es cierto en el caso de la marihuana. Desde el momento en que la planta pasa a esas listas, se deja de investigar con ella, se deja de utilizar en las farmacias y desaparece del ámbito médico.
Da la sensación de que hemos sido injustos con esta planta.
Ha habido mucha más política de la que hubiera tenido que haber. En ese sentido, sí, la planta ha estado muy injustamente tratada.
¿Es la prohibición una cuestión moral?
Creo que tiene tintes. No es todo moral, pero sí que hay una parte que es intoxicación por ese tipo de pensamientos. El consumo medicinal, por supuesto, está contaminado por toda la parte de consumo lúdico y el consumo lúdico tiene mucha contaminación moral. Hay quienes pensamos que una planta, o el consumo de una sustancia que te hace sentir mejor, no tiene por qué estar criminalizado.
Si se compara con el tabaco o el alcohol, nadie puede defender que estos estén legalizados y la marihuana no”
Existen sustancias legales muy perjudiciales.
Si la comparas objetivamente con el tabaco o el alcohol, no hay nadie que pueda defender que estos últimos estén legalizados y la marihuana no.
Pero está la cuestión psiquiátrica, los casos en los que ha despertado crisis psicóticas.
El efecto del alcohol sobre la población en general, no te estoy hablando de personas especialmente sensibles, es infinitamente peor que el efecto de los cannabinoides. Pero es verdad que existe una población que es muy sensible y que debería abstenerse de consumirlos.
Se puede utilizar también la educación.
Evidentemente. Y desde el luego el mensaje de que esto te va producir un brote psicótico y mañana vas a estar consumiendo heroína consigue el efecto contrario. Yo a mi hijo jamás le voy a decir que un porro le va a provocar un brote psicótico. Le contaré que si tiene predisposición a sufrir alteraciones psiquiátricas es posible que le pase eso, y le contaré que si tiene 15 años no debería consumir cannabis porque su sistema nervioso está en desarrollo.
¿Entonces se empieza por el porro y se acaba curando el cáncer?
[Ríe] Lo que pasa es que se está conociendo más la realidad de la planta, la investigación científica ha avanzado muchísimo y ahora tenemos muy claro que tiene un potencial terapéutico enorme. El uso lúdico tendrá que estar regulado o no, pero su potencial terapéutico es innegable. A medida que esto ha ido saliendo a la luz, la gente (y aquí también incluyo a las autoridades) se está empezando a cuestionar si de verdad hablamos de una planta completamente inútil.
También circula mucha confusión interesada en la Red.
A mí no me parece bien que esté prohibida. Pero en ningún momento he dicho ni diré, hasta que esté probado en humanos, que el cannabis cura el cáncer. De hecho, a nosotros nos da mucha rabia que se nos utilice como argumento para apoyar cosas que nosotros podemos defender en privado… pero lo que yo hago cuando paso la puerta de mi laboratorio no tiene nada que ver con eso.
A veces los investigadores que trabajan con estas sustancias acaban alcanzados por la mística de las mismas.
Estamos en una facultad y, cuando nuestros alumnos se enteran de a qué nos dedicamos, todos se imaginan que tenemos plantas en el laboratorio. Y cuando vienen a hacernos entrevistas, la gente quiere hacer fotos de las plantas que no tenemos y asumen que cuando salimos de aquí fumamos porros indiscriminadamente. Lo que nosotros vendemos a la comunidad científica es un trabajo muy serio, muy riguroso, que ha pasado por controles superestrictos.
No tendríamos que remarcarlo si habláramos del tomillo.
Si yo trabajara con lechugas, tú ahora mismo no estarías entrevistándome. Es un arma de doble filo.
Los pacientes españoles aún tienen que recurrir al mercado negro para el uso paliativo en enfermedades como cáncer o fibromialgia…
Sí, esta situación es la misma en todas partes. De hecho, en España no estamos tan mal. Canadá es un ejemplo de cómo se deberían regular estas cosas. Uruguay ha dado un paso enorme en el último año hacia un uso medicinal controlado de la planta…
… y también han legalizado el uso lúdico.
A ellos no les gusta el término legalización, prefieren que se hable de regularización. El que quiera consumir marihuana puede hacerlo a través de empresas que te van a dar una marihuana que está controlada en calidad y en composición. Eso evita un mercado negro, que está haciendo muchísimo daño.
¿Por qué esta voluntad de controlar los psicotrópicos?
En general, hay muchas ganas de controlar. Y punto. Esto lo digo como ciudadana. Algo que puede hacer que la gente no tenga miedo, que esté a gusto, que sea feliz… pues es una cosa que puede resultar incómoda. Creen que somos mejor como población si tenemos miedo, si estamos controlados y no rechistamos.
Más que una planta,una farmacia
En los albores de descubrir el potencial de la marihuana, Raphael Mechoulam, el primero en sintetizar el THC, describió el cannabis como un tesoro biológico inexplorado. Evidencias preclínicas indican que estos compuestos podrían funcionar en enfermedades como párkinson, huntington, alzhéimer o VIH. Su uso para paliar la sintomatología de enfermedades como elcáncer o la esclerosis, por sus efectos antivómito, anestésicos y estimulantes del apetito, lleva años de manera alegal en España. A Cristina Sánchez le gustaría que las asociaciones de pacientes presionaran para la regularización, como ha ocurrido en Canadá o EE UU. Para ella, la respuesta, más que crear medicamentos carísimos o el autocultivo, pasaría por el ideal decultivos controlados médicamente. Reclama que las instituciones se muevan en la regularización, porque no se le debería negar a un paciente un medicamento que le puede hacer bien.
Fuente:
http://www.20minutos.es/noticia/2244971/0/investigacion/marihuana/cancer/