Podemos aceptarnos a nosotros mismos como gente que tiene necesidad, la necesidad de consuelo, de amor, de comprensión, de amistad, de un sano contacto.
Necesitamos refuerzo positivo, alguien que nos escuche, alguien que nos dé. No somos débiles por necesitar estas cosas. Estas necesidades nos hacen humanos y sanos. Satisfacer nuestras necesidades –creer que merecemos satisfacerlas- nos hace felices.
Hay épocas, también, en que además de nuestras necesidades normales, estamos particularmente necesitados. En esas épocas, necesitamos más de lo que podemos dar. Eso también está bien.
Podemos aceptar e incorporar nuestras necesidades y nuestra parte necesitada, a todo nuestro ser. Podemos asumir la responsabilidad por nuestras necesidades. Eso no nos hace débiles o deficientes. Eso no significa que no nos estemos recuperando adecuadamente, ni tampoco significa que seamos dependientes de una manera enfermiza. Hace gobernables nuestras necesidades y a nuestra parte necesitada. Nuestras necesidades dejan de controlarnos, y recuperamos el control.
¡Entonces, nuestras necesidades empiezan a ser satisfechas°
“Hoy aceptaré mis necesidades y mi parte necesitada. Creo que merezco satisfacer mis necesidades, y permitiré que eso suceda”.
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).