Perdóname por la provocación, pero esto seguramente no lo intentarás.
Se trataría de tomar un papel y de intentar plasmar el estado en el que te encuentras, pero da igual. En esa hoja apuntarías los rasgos más importantes de tu situación actual ya sea económica, anímica, de salud o cualquier otro factor que defina el estado general en que te encuentras, aunque seguramente esto sea una tontería.
Si fuese en serio, te propondría además que mirases a una lista objetiva de necesidades (como la pirámide de Maslow de la imagen – pincha para agrandarla) y que intentases evaluarte en cada nivel pero, déjalo estar porque eso tú ya lo sabes.
Conoces de sobra que tus objetivos giran todos entorno a la autorrealización. Admites tener algún prejuicio, querer más tiempo libre o un ferrari si pudieses pero lo de sentirse respetado o tener falta de amigos y todo eso… eso son problemas de otros. Y además, basta ya de ñoñeces que esto es un blog serio y aquí se viene a aprender de productividad.
¿A dónde voy con esto?
Es muy simple. Sabes de sobra que una de las máximas de la productividad es tener claros y bien identificados tus objetivos. “Hay que saber lo que quieres para poder avanzar en ello”. Bueno pues, una mitad de ese trabajo pasa por conocer quién eres ahora mismo. En otras palabras, si no paras de suponer constantemente que tienes todo lo que necesitas, no conseguirás darte cuenta nunca en cuanto necesites algo y no lo tengas.
Pero he aquí el problema: no estás nunca obligado a autoanalizarte ni lo más mínimo. Puedes seguir tan tranquilo haciendo tu vida y esforzándote por lo que sea sin llegar en ningún momento a hacerte la pregunta de ¿qué me falta realmente y no me estoy dando cuenta? La sed la notas cuando aparece pero de la falta afecto puedes no llegar a darte cuenta nunca. No te va a llegar una carta, vivirás con ello.
¿Por qué nos cuesta?
Porque es difícil. Someterte a un autoanálisis sincero (es decir, responderte a ti mismo en qué estás bien y en qué estás fracasando) es frío, poco gratificante y además dudas de que sirva para algo. Nos auto-frenamos con un millón de barreras personales para evitar tocar el tema.
A veces el objetivo no está en nuestra lista sólo porque nos moriríamos de vergüenza si alguien viese lo que estamos intentando, mientras que otros objetivos los anulamos antes de llegar a la lista porque no tenemos ni idea de cómo resolverlos, pero nos estresaría demasiado el verlo a diario no resuelto en una lista.
Curiosa forma de perder la batalla: que tus miedos te impidan participar.
La mentalidad correcta
Cada uno tenemos nuestra propia bestia negra en esa pirámide. A menudo se encuentra en los niveles más bajos y es algo que te daría vergüenza comentar con otros. Ahora, eso sí, te garantizo que si te pones a trabajar en ello y lo incluyes entre tus objetivos, estarás yendo en línea recta hacia la cosa precisa que más beneficios te puede reportar.
Y eso en productividad, es trabajar al nivel óptimo.
Lo que realmente importa
Si te cuento todo esto de esta forma es para transmitirte una sola idea:
Conócete a ti mismo e identifica tus necesidades
Esta maravillosa frase se lee en 2 segundos y se olvida en muchos menos. La reacción que te recomiendo, de todos modos, es que agarres una hoja de papel y le pongas una nota (bien / medio / mal) a cada necesidad de la pirámide de la imagen de arriba según tu caso particular.
Según Abraham Maslow, toda motivación del ser humano tiene su origen en último término en una necesidad. Especialmente si eres de aquellos a los que te costaba rellenar el cuadro de quién quieres ser en un futuro, quizás, este reto, sea una buena forma de empezar.
http://vallebro.wordpress.com/2012/07/12/la-importancia-de-identificar-tus-necesidades/#more-4030