Teoría de la evolución de las creencias: «toda creencia debe ser periódicamente revisada»Cuando en 1838 Charles Darwin formuló su teoría de la selección natural, postuló que todos los seres vivos han ido evolucionando a partir de un antepasado común. Darwin se quedó en las formas (nuestra actual apariencia física se inició hace entre cinco y siete millones de años, cuando nos separamos de los chimpancés), pero muy poco habló de la evolución de nuestra sublime esencia, aquella que nos define como la obra más perfecta de la naturaleza: el cerebro humano.
Ese trascendente hecho, a mi parecer se va desplazando a través del tiempo entre dos parámetros: la “evolución del cerebro individual”, del que hablaremos en el siguiente principio, y la “evolución del cerebro colectivo imperante”, que es el del momento que estamos viviendo.
Colectivamente, el actual momento de la Tierra es intensamente atractivo, porque la permanente
evolución de la conciencia social ahora viene perfilada por un escenario inédito.
Nos encontramos a las puertas de la mayor conmoción de la historia, esta vez acelerada por cinco evoluciones que se entrecruzan y, por ello, multiplican, y a su vez precipitan la evolución:
• Jamás hubo tantos seres libres.
• Jamás hubo tal stock de acumulación de conocimiento en tantos cerebros.
• Jamás la ciencia y la tecnología evolucionaron a una velocidad como la actual, en imparable
progresión geométrica.
• Jamás hubo tanta facilidad tecnológica para comunicarse e influirse.
• Jamás se produjo tal rapidez en la evolución de la pobreza a la creación de nuevas clases
medias.
Y sin embargo...
Todo ese inmenso movimiento, real y efectivo, no se sustenta en unos parámetros universales de
conciencia, porque las diferencias, injusticias, aberraciones humanísticas y visiones enfrentadas siguen existiendo, ahora potenciadas por ese acelerador de agravios que es la información inmediata.
Y al igual que en el subsuelo, donde las grandes masas telúricas, en la medida en que no encuentran su acople, se deslizan y hacen evolucionar nuestra superficie, ahora ese fenómeno se va a producir en la atmósfera, que es donde se mueven nuestros cerebros.
Todo choque intenso y profundo entre conciencias solventes y la adversidad injusta produce reacciones en cadena que configuran nuevos espacios sociales.
Cada día se hace más evidente la necesidad de una evolución/reformulación de:
los principios democráticos,
la igualdad de la mujer,
la economía,
la enseñanza,
las creencias,
la demografía,
la ecología,
las Naciones Unidas,
los costos de la investigación de la salud,
la justicia universal,
las inversiones en defensa/ataque,
los inconcebibles desequilibrios en la alimentación.
Vamos arrastrando vicios pretéritos que, en la medida en que no los resolvamos, corremos el serio peligro de que se anquilosen en tumores con metástasis cerebral.
Toda creencia debe ser periódicamente revisada. Demasiados cerebros políticos del mundo están haciendo lo más peligroso y antirrentable, que es el aplazamiento de trascendentes decisiones.
Tanta humanidad tan potente cerebralmente ya no puede seguir desplazándose sobre chasis ideológicos tan antiguos. La modernidad ética se está quedando sin plataformas morales en las que sustentarse. Y cuando eso ocurre, la evolución, por primera vez movida por los ciudadanos, se va a acelerar.
¿Todavía hay quien cree que estamos en la Edad Contemporánea, esa que se inició en 1789 con la toma de la Bastilla y la trascendente Revolución francesa?
La evolución del cerebro colectivo va a extender, en aquellas zonas del mundo donde impera con nitidez la democracia, un mundo definitivamente nuevo.
Los ingredientes de ese permanente caldo en ebullición que es la historia son definitivamente nuevos. Y el hambre cerebral, colectivamente y por primera vez, es culta.
Sólo hay que estar a la espera de un gran hecho que conmocione los cimientos de la humanidad.
Siempre fue así, y lamentablemente siempre así será.
Tras la polvareda, todo será mucho mejor. Después de la Edad Antigua, la Media, la Moderna y la Contemporánea, ojalá la evolución nos sitúe en lo que bien podría denominarse: la Edad de los Cerebros.
Fuente:
http://www.piensaesgratis.com/fragmento-libro-tu-puedes/teoria-de-la-evolucion-de-las-creencias-toda-creencia-debe-ser-periodicamente-revisada