Existen muchas razones por las que merece la pena ser optimista, pero una básica y fundamental es porque el optimismo es salud, fuente de bienestar y armonía entre cuerpo y mente. Por el contrario, el pesimismo roba la paz interna, causa cansancio, aporta tensión física y agotamiento. ¿Cómo alimentar tu salud emocional a través del pensamiento positivo?
Rodéate de símbolos positivos
Intenta crear un entorno a tu alrededor con símbolos positivos que sean una fuente de energía vital para ti. Por ejemplo, puedes poner en tu teléfono móvil un tono de llamada que sea enérgico. Puedes comenzar el día con la canción de tu cantante favorito. Puedes animarte a crear en tu casa una pequeña biblioteca con libros de pensamiento positivo y autoayuda.
Busca símbolos que sean para ti un anclaje de fuerza para dar el giro de la negatividad al optimismo.
Pon conciencia a tus acciones
Pon conciencia a tus acciones para vivir de una forma más plena. Disfruta más del poder de tus sentidos porque a través del olfato, el gusto, la vista, el oído y el tacto puedes palpar un universo maravilloso lleno de motivos para la dicha y el pensamiento positivo.
De vez en cuando, desconecta de las tecnologías para conectar más con la vida, con los demás y contigo mismo.
Disfruta de la vida
Disfruta de la vida como ese regalo que abres con sorpresa en el día de tu cumpleaños. La vida es una caja de sorpresas porque cada día aprendes algo nuevo. La existencia se renueva por completo cada mañana. Lo importante es que tu actitud sea la de un niño que todavía tiene mucho que aprender y que vivir.
El corazón necesita las vitaminas del optimismo para seguir palpitando feliz y con ilusión a nivel emocional. Por esta razón, cuando te mires al espejo di: “Te quiero”.
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