Aquí están, han llegado. ¡Son vacaciones! Es momento de descansar y recargar energías.
Sí, pero ¿dónde? Tras varios meses de duro trabajo, tenemos que decidir: ¿dónde podré descansar mejor?
Muchas personas buscan la orilla del mar, donde la aliviadora brisa y el cadente ritmo de las olas tiene un efecto tremendamente relajante sobre nuestro organismo. Otros, prefieren la apacible soledad del campo, donde los sonidos de la naturaleza parecen música celestial para nuestros oídos.
Sin embargo, poca gente conoce que hay una tercera opción. Se trata de un maravilloso lugar donde pasar las vacaciones: tu interior.
La época estival es un buen momento para disfrutar de un fantástico retiro dentro de nosotros mismos. Se trata de hacer aquellas cosas que te conectan contigo mismo y con el mundo en el que vives.
Pararte, meditar, pensar en la razón de ser de todo lo que haces durante el resto del año. Analizarte. Conocer tu carácter. Lo bueno y lo malo. Tus virtudes y tus carencias. Trazar un plan para potenciar aquéllas y para suplir éstas. Descubrir por qué actúas de una manera determinada en cada situación, en el trabajo, en casa. ¿Se debe a tu educación? ¿a alguna experiencia pasada?. ¡Pensar! Sí, pensar sobre nosotros mismos y sobre todo lo que nos rodea.
Las herramientas ya las sabes: libros, vídeos, blogs que hablen sobre ese apasionante viaje hacia adentro.
Igual que una casa no es un hogar, unas vacaciones no son un descanso si no hacemos cosas que de verdad nos hagan descansar. Y si de verdad buscas relajarte y recargar pilas durante este verano, busca dentro de ti. En ninguna otra parte podrás descansar mejor, pues no hay lugar en el mundo más apacible y tranquilo que tu propia intimidad. Allí es donde reside tu espíritu.
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