Por definición, el término alquimia se asocia con la transmutación de la materia. En el contexto que aquí te presento, tiene que ver con la intermediación de los ángeles en la transformación de tu pensamiento, percepción y acción para convertirte en el ser que de hecho ya eres. Es cuestión de recordarlo.
Porque el amor y todo lo que deseas ya está en ti. Tal cual, como dice un mensaje que me compartieron: “a veces la felicidad es como los lentes. Los buscas y los buscas y resulta que ya los llevas puestos”. Así que no cuestiones afuera. Todo lo que requieres para tu evolución está dentro, en tu interior. Importantísimo es que lo reconozcas. Y ahí están los ángeles siempre prestos a elevar tu comprensión de ello, a servirte de puente y apoyo.
Permite que la alquimia que los ángeles te ofrecen se manifieste en ti, entendiendo que eres espíritu inocente y bondadoso. Pídeles que te ayuden a des-aprender lo que creías saber sobre ti, sobre tus hermanos y sobre el mundo entero. Que literalmente vacíen tu mente del viejo esquema de pensamiento para que le des espacio y pueda entrar todo lo nuevo, todo lo verdadero que ya sabes que solo proviene del amor. Allí indudablemente está la respuesta.
Primera sugerencia:
Ángeles remuevan por favor cualquier bloqueo, cualquier capa de miedo, que me impida despertar en Dios, tener conciencia en Él y sentir Su Presencia en mi experiencia de vida. Amén.
Cada vez que lo permites y plantas tu intención en dejar que la transformación ocurra en ti, sale a flote tu verdadera esencia. Y cuando eliges ver y actuar desde el amor, no como el ego quiere que hagas, tu luz resplandece con fuerza y se te aclara el camino.
No temas invocar a tus ángeles, nada es demasiado para ellos.
Segunda sugerencia:
Quiero ángeles su visión para ver el cuadro completo, no la pequeña parte que, por ahora, el ego me deja percibir.
Puede ser que las cosas aparentemente continúen iguales en el afuera. Que no haya distinción contundente aún en tu entorno. Tranquilo, confía; la alquimia opera a un nivel más profundo.
Entonces, ¿cómo saber que la transformación se está dando en ti? Es sencillo. La señal inequívoca es que te sientes en paz internamente. No hay malestar en tu ser, independientemente de cómo se muestren las circunstancias en el exterior.
Las palabras nunca serán suficientes para explicar esto, porque como dice una de mis maestras: “a Dios no se entiende, se siente”. Evidentemente, comienzas a adoptar un estado en el que aceptas y descansas serenamente en el Padre.
Tercera sugerencia:
Soy tu arcilla, moldéame Padre. Les pido ángeles que me ayuden a manifestar lo que ya soy, la mejor versión de mi mismo. Gracias.
Y no es que haya uno de nosotros mejor que otro, ni alguno menos maravilloso. Para Dios no hay preferidos, todos somos sus consentidos. Tú déjate, da tu permiso. Ayuda, pero no interfieras. No tienes que darle instrucciones ni detalles a Dios acerca del Plan que El ya tiene para ti.
Cuarta sugerencia:
Ángeles: restáurenme por favor. Sanen mis pensamientos y percepciones. Amén.
Mantente atento y abierto, no te aferres a tus viejas fórmulas e ideas. Procura estar en buen estado de ánimo y humor. Practica el amor y disfruta al mismo tiempo mientras aprendes. Los grandes maestros dicen que la espiritualidad y el permitirse pasar bien, no son para nada excluyentes.
Monitoréate pero no te obsesiones. Tampoco creas saber lo que más te conviene, de hecho no sabes nada. Sólo desapégate, suelta y entrega tu ser para que sea transmutado y corregido lo que necesite hacerse. Tus guías celestiales lo saben y acuden donde se les invite. Si los llamas, relájate; haz lo tuyo perdonando, aceptando y amando en toda la extensión y a todos.
Finalmente, recuerda que todas las experiencias que vivenciamos son diseñadas por Dios, para traer más amor a nuestra conciencia y ayudarnos a despertar. Y mientras la alquimia angelical se instaura en ti, tú ama y perdona sin distinciones. El poder de Dios hace la mayor parte. Él se encarga de todo y de todos. Él es quien te libera y transforma.
Bendiciones de amor y luz.
Martha Muñoz Losada