Hay miles de razones por las que podemos
ser felices hoy mismo, en este preciso momento.
Sin embargo, nuestra mente, por lo general
piensa que algo está faltando para serlo.
Existe una tendencia natural a expandirnos,
a desear mejorar nuestras condiciones, a
alcanzar algún objetivo o superar alguna
adversidad. Pero, ese deseo se vuelve una
traba a nuestra felicidad cuando creemos que
hasta no alcanzar eso, no podemos ser felices.
Ya te habrás dado cuenta de que luego de
alcanzar un objetivo, inmediatamente tenemos
uno nuevo. Si conseguimos comprar una casa,
luego deseamos arreglarla, ampliarla, pintarla o
cualquier otra cosa que podría mejorarla. Este
nuevo deseo podría tornarse tan importante
para nosotros, que el valor que la casa tenía en
si misma pasa a un segundo plano. Quizás
por eso sea que Buda decía que nuestro peor
pecado es el deseo.
Pero se trata de aceptar mejoras desde la
perspectiva de lo que ya se tiene, agradeciendo
al universo la posibilidad de disfrutar de todo
lo que hemos conseguido crecer y experimentar
hasta este preciso momento. Podemos ser
felices mientras estamos en la espera de algo
mejor para ser aun más felices. Es importante
saber que siempre hay algo mejor.
El problema se produce cuando olvidamos todo
lo que ya somos, todo lo que está funcionando
bien, todo lo que tenemos. Mientras más
olvidemos eso, menos posibilidades existen
de seguir avanzado porque retiramos esa base
de solidez que podría sustentar los nuevos logros.
Por eso es tan importante agradecer todo
lo que existe en nuestra vida hoy, para sentir
los pies firmes en la tierra, para poder
extendernos hacia arriba. Sin esa base, la
expansión se hace muy difícil.
No es sencillo agradecer cuando tenemos
alguna dificultad importante, como malas
relaciones, falta de dinero, cuando hemos
tenido una pérdida importante o cuando
estamos enfermos. Sin embargo, aun allí,
estando en esa situación, es cuando mas se
necesita tener la base para levantarse.
Cuando estamos complicados por algo, se
hace estrictamente necesario considerar
todos los recursos que tenemos a favor.
Si estamos enfermos, podemos considerar
que existen miles y miles de células funcionando normalmente en nuestro cuerpo y que
aquellas que no lo están, necesitan esa
fortaleza para recuperarse pronto. Si
estamos en alguna situación estrecha,
podemos hacer recuento de todo lo que ya
tenemos, de todo lo que hemos conseguido
antes y que aun esta allí a nuestra disposición.
Siempre y en toda ocasión hay mucho
funcionando a nuestro favor y solo por
eso ya podríamos estar felices. Lo que
falta necesita de nuestra alegría para
poder alcanzarlo.
Patricia González
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