Algunas tradiciones espirituales sugieren que, incluso antes de nacer en esta tierra, en nuestro corazón preservamos el conocimiento de lo se supone que debemos hacer en nuestra vida, incluyendo lo que estamos destinados a dar y recibir.
Desde una perspectiva espiritual, no importa si nuestra vocación profunda es ser un personaje reconocido, o desconocido, amado o temido, un líder o un seguidor, o cualquier combinación que se nos ocurriera tejer en la trama de las posibilidades. Lo más importante es encontrar las vías, las formas de expresión de esa tarea que son las adecuadas, si no perfectas para el viaje del alma, aquí y ahora.
El reto es encontrar la vocación profunda de nuestra alma por debajo de todas las experiencias externas y las expectativas que capa tras capa apilamos durante toda la vida - de nuestros amigos, familia, la educación, la televisión, la música, los escritos, las películas y mucho más.
El conocimiento y las prácticas espirituales ayudan a despejar las telarañas y redescubrir la alegría, la pasión por la tarea y por y para qué estamos aquí.
¿Qué venimos a hacer? ¿Cuál es nuestro trabajo en la vida? La palabra sánscrita Dharma puede ser útil en la contemplación de la profunda vocación de nuestra alma.
Dharma no tiene una traducción exacta, pero puede ser definida como "vida recta". Dharma es la forma en que estamos destinados a vivir - en general, como ser humano, y también como individuo con un conjunto único de lecciones que aprender, experiencias que resolver, y regalos para dar.
En cierto modo, el Dharma encierra también nuestra misión en la vida.
Cuando tenemos una idea de cuál es nuestra misión, podemos tomar mejores decisiones acerca de qué hacer y qué no hacer durante nuestro tiempo en este mundo. Cuando vivimos de acuerdo con nuestro destino mayor, somos naturalmente guiados a hacer lo correcto en todas las situaciones, grandes y pequeñas.
Todos los seres humanos compartimos ciertos grandes Dharmas, como cuidar de este planeta, relacionarnos adecuadamente con los demás reinos, y descubrir, expresar y honrar la naturaleza divina de la vida. Algunos sabios espirituales dicen que el último Dharma es la iluminación espiritual o la liberación de este mundo ilusorio.
Junto con los Dharmas grupales, comunes, que deben ser cumplimentados por todos los seres humanos, cada persona también tiene su propia serie de Dharmas. Por ejemplo, alguien puede tener el Dharma personal de ser siempre lo más honesto posible, independientemente de las posibles repercusiones. Otra persona puede sentir en el interior que es su responsabilidad ayudar cuando ve a alguien que está en necesidad, sin importar si los demás asumen responsabilidad en esas circunstancias.
A veces la gente encuentra su Dharma a través de desafíos o tragedias. Por ejemplo, muchas celebridades y otras personas que han experimentado ciertas enfermedades llegan a sentir que al ayudar a encontrar curas para estas enfermedades cumplen su misión, ayudando a curar a sus seres queridos, a ellos mismos, y aportando al mayor bien de la humanidad. Su dedicación a una buena causa da sentido a su sufrimiento y ayuda a eliminar el sufrimiento de los demás, lo cual es una gran Dharma para asumir.
Descubriendo el Camino de Vida Correcto
Un músico debe hacer música, un artista debe pintar,
un poeta debe escribir, si ha de estar, en última instancia,
en paz consigo mismo.
Lo que uno puede ser, debe serlo.
(Abraham Maslow)
El Dharma es lo que nos hace sentir plenos. Es lo que hace que nuestro barco flote, como boya del espíritu, y además, abre el corazón. Cuando estamos cumpliendo con nuestro Dharma, que no siempre es cómodo ni fácil, sentimos una sensación de serenidad y rectitud que se mantiene firme en el trasfondo, incluso en circunstancias difíciles o desafiantes.
Señales de que estamos cumpliendo nuestro Dharma:
Si surgen obstáculos, no nos abruman.
Sentimos que fluimos con el tiempo en lugar de resistirnos a su flujo.
No estamos suspirando por el pasado ni esperamos ansiosamente el futuro.
Nos ajustamos a la vida como si estuviéramos sentados en un asiento que se adapta perfectamente a nosotros.
Confiamos en que los desafíos y las tentaciones que vienen en camino nos ayudan a crecer y que nos dan la oportunidad de reforzar nuestro compromiso de cumplir el Dharma.
Encontrar nuestro propio estilo
Buscar, aceptar y disfrutar de nuestro propio estilo de cumplimentar el Dharma o la tarea es un gran logro y una bendición maravillosa. La sabiduría espiritual nos permite dar un paso hacia una visión más elevada de nuestra vida como expresión del espíritu creador divino universal.
Desde este punto de vista superior, podemos vernos a nosotros mismos con un poco más de objetividad. Podemos incluso ver nuestras faltas y errores sin sentir demasiada molestia egoica, como un comediante que aprecia y utiliza incluso sus defectos para hacer reír.
Conocer nuestra grandeza inherente aumenta la autoestima y también establece una base para la exploración, refinación y eliminación de todos los aspectos de nuestra expresión que no están en armonía con nuestro Yo Superior.
Estas son algunas de las posibles razones por las que no podemos apreciar plenamente y expresar nuestro propio estilo de Vida:
1- Podemos pensar que somos aburridos.
Sin embargo, pensar que somos aburridos no significa que realmente lo seamos. Yo solía pensar que era totalmente aburrida durante mis años de vida monástica, donde la gente a mi alrededor parecía tener mucho más dramas y opiniones que yo. Incluso ahora, a nivel del día a día, mi vida es generalmente tranquila y no tan emocionante. Pero al mirar desde una perspectiva más amplia, mi vida ha sido muy creativa e interesante. A veces se puede pensar que somos aburridos cuando estamos realmente dejando fuera lo que no es nuestra verdadera fragancia interior.
La chispa creativa puede estar creciendo en silencio como las semillas germinan en silencio bajo un manto de nieve blanca, hasta que las flores aparecen al momento oportuno.
2- Podemos pensar que no somos lo suficientemente buenos.
Tal vez no creemos que seamos capaces o inteligentes. Tal vez no nos consideramos un buen oyente o un hijo cariñoso, hija, madre, padre, hermana, hermano, buen compañero de trabajo o amigo. Incluso encontrando este tipo de deficiencias en nosotros mismos, podemos aceptarnos y amarnos, y a la vez, tomar medidas para mejorar esos puntos.
Hagamos un inventario respetuoso de nuestro modo de vida. Vamos cuáles de nuestros rasgos de personalidad son naturales, y cuáles hemos creado por imitación de otras personas, cuáles han venido del ambiente y cultura que nos rodea, y qué aspectos de nuestros rasgos y personalidad están siendo un obstáculo para nosotros mismos o los demás.
Somos los artistas de nuestra vida. Elijamos los colores. Elijamos los temas. Elijamos los modos de expresión. Si no queremos tener tantos colores oscuros en la pintura de nuestra Vida, dejemos de mezclar colores oscuros y empecemos a abrir los tubos de los amarillos brillantes, naranjas y rojos.
Esa creación…ES PARTE DE NUESTRA MISIÓN DEL ALMA!
http://magiaytarotagata.blogspot.com.ar/2013/06/el-dharma-y-la-mision-del-alma.html