Cuando dos personas se enamoran, es normal que se juren amor eterno y sin duda, ese es el deseo de quienes integran una pareja.
Sin embargo, las distintas circunstancias de la vida, el desinterés sexual, la intervención de terceras personas, la rutina y la monotonía, o el llegar a conocerse más, van dejando a la vista defectos o desintonías que, pueden - si no se trabaja en ellas- dar lugar a separaciones.
Todo final es doloroso, sin embargo, en algunas circunstancias es necesario. Siempre - de cada ruptura- una parte sale más herida que la otra y eso sucede, cuando alguien es dejado, cuando la otra parte toma la iniciativa, porque se produce una situación de abandono que cuesta más superar, que si la decisión fuera tomada por las dos partes.
El amor, como todo en la vida tiene sus ciclos. Conocimiento, entusiasmo, planes en conjunto, vivencias intensas, dificultades, soluciones y rutina que es el punto antes, de llegar al fin y ese "final" puede darse porque la relación encuentra diferencias cada vez más difíciles de superar, o lamentablemente, porque siempre hay alguien que se va antes de esta vida.
Cada uno de nosotros, somos capaces de percibir cuando las cosas no andan bien. Comportamientos extraños, cambios de horarios, desgano sexual, reproches, peleas por insignificancias son síntomas dentro de la pareja que pueden producir diferencias que , si no se tratan a tiempo, de manera realista, madura y sincera, puede dar lugar a la separación.
Sin embargo, que una pareja pase por una crisis, no quiere decir que la separación tenga que darse. Las crisis son comunes y está en la manera de llevarlas y enfrentarlas, los resultados finales.
El tema de hoy es, como asume cada signo, cuando la relación se rompe, cuando se llega a la separación.
Los signos de fuego - Aries, Leo y Sagitario- son esencialmente impulsivos en lo que tiene que ver, con tomar decisiones. Aunque sufran, una vez declarado que no hay amor, aunque tengan otros puntos en contacto (sociales, hijos por medio, económicos) deciden la ruptura de manera impulsiva. Esa decisión tomada unilateralmente, puede causar mucho dolor a su pareja. Lo saben, pero igual actúan. Finalizan cosas para volver a empezar, ya que como el Fuego que los rige, a partir de una pequeña chispa, tienen la capacidad de rehacer su vida.
Los signos de Tierra - Tauro, Virgo y Capricornio - son más conservadores y tardan más en reconocer que el amor se terminó y una vez hecho o dicho cosas, no se vuelven atrás porque son seres obstinados. En medio del camino pueden surgir dudas, marchas y contramarchas, pero una vez que han tomado una decisión, la siguen hasta el final, incluso, sabiendo que no solo lastimarán a la otra persona, sino que se lastimarán ellos.
Quienes pertenezcan al elemento Aire - Géminis, Libra y Acuario, están acostumbrados a pasar inestabilidad dentro de la pareja. Son quienes más le cuesta alcanzar el equilibrio. Son seres independientes, necesitados de mucho movimiento y quienes, a pesar de estar bajo ciclos positivos dentro de la pareja, sufren frecuentes deseos de salir de ella y encontrar nuevas oportunidades. Sin embargo son fieles, juegan más con la fantasía que con la realidad. Las rupturas las toman con bastante calma y como son muy sociables, no les costará re-adaptarse nuevamente y conocer nuevas personas.
Y por último los nacidos bajo el elemento Agua, que son Cáncer, Escorpio y Piscis, los más sensibles de zodíaco, los que pueden a llegar a sufrir más, los que gracias a su intuición, saben de antemano cuando ese momento va a llegar. Por lo general, una vez cortado con una relación no vuelven a involucrarse con ellas. Cuando cierran una puerta sufren mucho, pero no se vuelven atrás.
Pertenezca al signo que pertenezca, cuando se produce la ruptura, hay cuatro pasos que se debe atravesar.
El primero es admitir. Admitir que las cosas no son como antes, que se ha hecho todo lo posible por salvar ese matrimonio o la pareja y asumirlo, que debe finalizar... que se deben cortar los lazos.
Luego de admitirlo, debe aceptarlo. Una cosa es darse cuenta que las cosas no tienen solución y otra aceptarlo. De alguna manera es reconocer la capacidad de controlar las circunstancias que los separan.
La tercera es la adaptación. Un rompimiento afectivo, corta - además del amor - otros vínculos. Separa familias, dan lugar a hijos compartidos, amigos que se inclinan por una u otra parte, cambia el mundo social y en el que nos movemos... Hay que hacer ajustes... muchos ajustes y cada uno, encontrará los caminos para llegar a la armonía, dentro del sufrimiento
Y por ultimo hay que actuar. Se debe abandonar las puertas cerradas e ir en busca de nuevas puertas para abrir. No salir a buscar nuevos amores, sino estar abiertos y comprender que existen muchas personas que están en la misma condición, y en busca de valores, maneras de ser y formas de actuar, como las que Ud. pueda tener.
Cada uno tiene sus propios tiempos. No hay una regla fija. Puede pasar tres meses o varios años en atravesar estas fases. En este sentido, es una experiencia personal que no puede generalizarse.
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