Mucha gente tiene una voz interior positiva que le da ánimos, sobre todo cuando ha hecho algo bueno. Es una especie de animador personal: “¡Tú puedes!”, “¡Ve por él!”, “¡Bien hecho!”, “¡Lo conseguiste!”, “¡Abran paso!”.
Hay quien tiene una voz más escéptica: “¿Quién te crees que eres?”, “¡No sabes hacer eso!”, “¡Qué idiota!”, “¿Por qué serás tan estúpido!”, “¡No haces nada Bien!”, “¡Qué torpeza la tuya!”.
A veces, sin que lleguemos a ser conscientes de ello, esa voz escéptica nos hace olvidar nuestros sueños. Tienes una gran idea e inmediatamente esa voz se dispara en tu cabeza: “Sí, pero…” seguido de una ristra de razones para invalidarla.
A esa voz la llamamos “Señor Sí-Pero” (o “Señora Sí-Pero”, según el sexo de cada cual), porque siempre trata de disuadirnos de algo. Francamente, hay cosas que está bien descartar, los Sí-Pero a veces desempeñan una función: intentar protegerte, ahorrarte problemas.
Sin embargo, lo más frecuente es que el Señor y la Señora Sí-Pero reaccionen demasiado rápido y ahoguen tu creatividad. En lugar de ser la voz de la razón, tratan de abortar la idea antes de darle la oportunidad de crecer.
Si das rienda suelta a los Sí-Pero, pueden provocarte ansiedad innecesaria, desorden mental, mala salud… pueden hasta arruinarte la vida; si te sucede esto, debes aprender a acallarlos y tomar el control de tu pensamiento.
¿Cómo?
Ponte ahora mismo a escuchar tu voz interior positiva, esa que te anima: ¿Dónde está?, ¿Es alta o baja? Imagina que hay un regulador para modular el volumen de tu diálogo interior y súbele el volumen a tu voz positiva. ¿Qué sientes? Intenta hallar el volumen que te motiva, que te anima a sacar lo mejor de ti.
Escucha tu voz interior negativa: ¿Dónde está? Cada vez que oigas a los Sí-Pero tomar el mando, sólo tienes que bajar el volumen. ¿Cómo te sientes ahora?
Hay otra cosa que sirve para silenciar a los Sí-Pero para siempre. Probablemente tengas una goma elástica a la mano: Si te la pones en la muñeca izquierda se transformará de repente en “La Goma del Millonario”. ¿Cómo? Cada vez que te descubras albergando un pensamiento negativo o contraproducente, haz chasquear la goma contra tu muñeca. Sí, duele. El dolor provoca una “pauta de interrupción”; mentalmente, y quizá en voz alta, exclamas: “¡Ay!”.
Chasquea la goma cada vez que te sorprendas diciendo:
-No me lo puedo permitir.
-No estoy a la altura.
-No soy lo bastante bueno.
-No valgo nada.
-No puedo hacerlo.
-No soy tan inteligente.
-No sé por dónde empezar.
-No tengo los contactos necesarios.
Sustituye ese diálogo interno por frases como éstas:
-Averiguaré cómo establecer los contactos.
-Empezaré ahora mismo con lo que tengo.
-Soy lo bastante inteligente para resolver esto.
-Puedo hacerlo.
-Yo valgo.
-Soy lo bastante bueno.
-Estoy a la altura.
-Puedo permitírmelo si realmente lo quiero.
Esta técnica es muy fácil: lleva puesta la goma las veinticuatro horas del día los siete días de la semana durante los próximos treinta días… también en la cama y en la ducha. Cuando se te haya formado una marca roja en la piel de la muñeca izquierda, tu conducta irá cambiando a toda marcha, sin riesgo alguno y con excelentes resultados. Nadie salvo tú tiene por qué saber lo que haces, y en sólo un mes notarás los efectos; te asombrará y te encantará.
Cuando hayas probado sus increíbles resultados en ti mismo, cuenta esta técnica a tres amigos. Tus pensamientos pueden ser una maldición o una bendición: pueden llevarte a la abundancia, la opulencia, la plenitud y a “tener”… o bien a la escasez, la limitación, la privación, la carencia y al “no tener”.
Tú eres quien decide, puedes controlar tu pensamiento; el pensamiento controla la conducta y la conducta controla los resultados.
Ponte la Goma del Millonario y lánzate con ella a una vida y a un estilo de vida plenos y siempre hacia la mejoría; así te encarrilarás definitivamente por la senda del éxito
http://profesoragrahasta.com/abundancia-1/alguna-vez-te-hablas-a-ti-mismo.html