Sabemos que el ejercicio contribuye a incrementar el gasto energético y por tanto permite quemar grasa y adelgazar. Por eso parece lógico pensar que el mero hecho de empezar a hacer ejercicio acabará reflejándose en la báscula con unos kilos de menos… Sin embargo, no siempre ocurre así.
No todo el mundo responde por igual cuando empieza a hacer ejercicio.
Es cierto que hay personas que responden muy bien y adelgazan con facilidad sin necesidad de variar sus hábitos alimentarios, pero a muchas otras, por desgracia, no les ocurre lo mismo y no solo no adelgazan sino que incluso engordan.
¿Por qué no adelgazo?
Existen diferentes causas. Una puede ser que la actividad realizada sea excesivamente suave y que el esfuerzo realizado no aumente de forma significativa el gasto energético, como por ejemplo en sesiones de Pilates, yoga, gimnasia o caminatas muy poco exigentes.
También es bastante común que el ejercicio despierte el apetito. No a todo el mundo le ocurre -los hay a quienes les sucede lo contrario y tienen menos hambre-, pero es frecuente que al pasar del sedentarismo a ser más activo se tenga más apetito y tienda a comer más.
Otra situación habitual, y totalmente contraproducente, es que la práctica del ejercicio se tome como una excusa o un atenuante para comer mayores cantidades o darse el capricho de ingerir o beber alguna que otra tentación “porque ya he quemado calorías”. Y lo que suele ocurrir al adoptar esta actitud es que se ingieren más calorías que las gastadas durante el ejercicio, tirando por la borda todo el esfuerzo realizado.
Os voy a poner un ejemplo: Una chesseburger de McDonalds contiene 335 Kcal (calorías); una ración mediana de patatas fritas, 340 calorías; y un vaso de 250 ml de CocaCola, 105 calorías. Total: 780 calorías. Pues bien, una persona de 75 kilos gasta alrededor de 300 calorías durante una hora de gimnasia; 180 calorías durante una caminata ligera de 30 minutos y, si trota media hora a 7 m/km, el gasto se eleva a 300 calorías. Por tanto, para ingerir el citado menú es necesario realizar las tres actividades deportivas mencionadas y con ello solo se equilibraría lo comido: no se habría gastado ni una sola caloría más de las ingeridas.
Hay que tener presente que el ejercicio físico por sí solo no es una medida muy efectiva para adelgazar, especialmente cuando existe un sobrepeso elevado y hay que perder mucho peso. Pero, en cambio, está demostrado que aumenta significativamente la efectividad de las medidas dietéticas para perder peso.
Conclusión: si se quiere perder peso con eficacia es una buena medida hacer ejercicio, pero para conseguir buenos resultados es esencial que en paralelo se cuide la alimentación
conclusión 2: ya puedes comer pepino o pimientos pero si al dia siguiente no sigues en esa línea de alimentos permitidos y haciendo ejercicio no solo no adelgazaras si no que engordaras......
gastar mas de lo que se ingiere,al revés que con el dinero!!!
besosssss lind@sssssssssss