Es muy común escuchar a la gente quejarse constantemente. Nuestra sociedad de autoexigencias, eficacia y rapidez nos ha convertido en unas máquinas continuas de fabricación de quejas.Casi nadie cuenta lo bien que está y lo tranquilo que se encuentra. Mas bien en cuanto te pones a hablar con alguien a la primera de cambio te narran detenidamente sus quejas y desconsuelos. Seguramente tú mismo pasarás gran parte del día en una queja o muchos de tus pensamientos diarios serán de queja. Pero tenemos que tener claro que este mal hábito no nos lleva a ningún lado. Puede que durante unos instantes te sientas mejor después de un buen pataleo, pero muy poco después seguirás encontrando la misma realidad y te sentirás aún peor.No se trata de cerrar los ojos a la realidad y fantasear pensando que todo está bien. Por supuesto tampoco dejándote arrastrar por pensamientos negativos del tipo “todo está mal, fatal”. Se trata, más bien, de tomar cartas en el asunto e intentar solucionar o al menos analizar lo más objetivamente posible.Te ofrecemos aquí cuatro pasos que pueden ayudarte a dejar de quedarte y pasar a la acción. Recuerda que la acción más pequeña es mejor que la intención más grande:
Párate unos instantes y medita sobre qué es lo que realmente te produce malestar interno y te impulsa a
quejarte continuamente.
Ya lo tienes. Tal vez tus expectativas eran otras sobre ese asunto, pero no ha salido así. Así que asume la situación de una vez y deja de reaccionar ante ella. Relájate. No seas tan autoexigente. Acepta la situación tal cual es.
En tu diálogo interno piensa en este momento cómo podrías comenzar a sentirte mejor. Busca una alternativa viable a la queja. Tal vez puedes disfrutar de un buen vaso de agua o tararear una canción o dedicar dos minutos hacer respiraciones profundas y agradables que te distensionen.
Medita sobre cómo podrás evitar verte en al misma situación en el futuro y aprende. Esta vez te ha servido mucho y ha sido de gran ayuda para que no te vuelva a ocurrir lo mismo. Si aprendes de la situación te sentirás agradecido con ella y te calmarás.
Aplicando estos pasos dejarás de
quejarte y aprenderás a respirar y a estar más tranquilo la mayor parte del día. Esto parece mucho más razonable que estar todo el día enfadado y en una queja continua.
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