En este artículo te hablaré sobre las diferencias que podemos encontrar entre la sumisión y el poder de liberar tu mente de las ideas preconcebidas en una discusión.
Cuando renuncias a defender un punto de vista mental rígido, como por ejemplo, “él tiene la culpa, si no fuera por lo que él hizo, ahora estaría tranquila” o, “Su forma de actuar no es correcta, debería hacer las cosas de tal modo…” entonces lo que haces no es dejar que te pasen a llevar, sino que por el contrario, estas abriendo tu mente para encontrar la solución real al problema. En definitiva, permites que las soluciones se desplieguen ante ti, porque tu perspectiva se ha ampliado. Ha pasado de tener un ángulo estrecho a uno lleno de posibilidades, y que te permitirán tener una acción oportuna, sin la carga del resentimiento y la negatividad.
Si solo dejaras que te pasen a llevar, entonces caerías en la sumisión, y esta actitud es una forma de victimización, pero aún más importante, te vuelves un actor activo de la agresividad. Puede que te parezca sorprendente, pero en realidad, la sumisión es una forma de violencia sofisticada, porque lo que se busca a nivel inconsciente es hacer sentir mal al otro por nuestro sufrimiento. Esto sólo engendra más violencia, porque la sumisión es solo una cara de la misma moneda. Agresor y agredido participan de la misma dinámica. Sólo puedes ser agresor cuando crees que has sido agredido.
Puedes trascender este círculo vicioso cuando expandes tu mente y dejas de resistirte a un ídolo mental creado por años de condicionamiento y de haber aprendido modelos poco saludables de amor. Cuando exploras que sucede en tu interior frente a las críticas, sin reaccionar inmediatamente con agresividad o resentimiento, entonces abres la puerta a las soluciones duraderas en tu relación de pareja.
Antes de sentirte agraviado, o tentado de responder culpando a tu pareja, piensa lo siguiente: ¿Qué está sucediendo realmente en mi interior? ¿Quién es el que se siente agredido? ¿Puedo observar esta situación “desde afuera?
Este puede ser tu punto de inicio para poner en práctica el hábito de controlar tu mente y ponerla a trabajar en lo positivo, y no en crear y mantener el conflicto constante.
Roberto Doussang